miércoles, 16 de diciembre de 2015

Mumablue... Cuentos personalizados!

Se acercan las fiestas, y para los pequeños siempre es una buena opción regalar un cuento... y qué mejor cuento se les puede regalar en el que ellos mismos sean los protagonistas? Esto es lo que nos propone el simpático monstruito Mumablue.

Comienzo del proceso de diseño


jueves, 10 de diciembre de 2015

Tensando la cuerda

Tensar la cuerda: Dícese coloquialmente del proceso de llevar una situación justo hasta el límite.



Están los terribles 2, los duros 3... y ahora, qué calificativo le ponemos a los 4? Los insistentes 4?

Pongámonos en situación: Una tarde cualquiera entre semana; toca dejar de ver la tele e ir a bañar. Preparamos el terreno: Comienzan los avisos por nuestra parte de que en breve habrá que dejar de ver dibujos e ir hacia la bañera. Parecemos los petardos de aviso que se lanzan justo antes de empezar el castillo de fuegos artificiales de fiesta mayor.

Tras miles unos cuantos avisos con una respuesta similar a “Un momento”, “Cuando acabe X”, “Uno más y ya está” y cosas del estilo, optamos por apagar la tele ayudarla a que acceda a hacer lo que le hemos dicho. 

Crisis

Es entonces cuando toca explicar que llevamos rato avisando, que no nos debíamos enfadar porque cada cosa tiene su momento, bla bla bla bla… Qué os voy a contar, ya sabéis de qué va el rollo, no?

Cambio de estrategia por su parte. Pasa a la etapa de querer hacer cosas: Un momento que hago un dibujo, un momento que recorto esto… mientras nosotros, como si fuéramos un mensaje grabado en el metro, vamos repitiendo la misma frase cada vez con un énfasis mayor. La intensidad va subiendo, y la cuerda se va tensando… y justo cuando parece que se va a romper, ‘cede’ y haciéndote un favor accede a hacer lo que llevamos media vida pidiéndole.

Estas situaciones se repiten habitualmente: Para ir a cenar, para ir a comer, para salir a la calle, para recoger… y siempre tiene el mismo modus operandi: va apurando y apurando hasta que detecta que no puede llegar más allá, y entonces afloja.

¿Qué significa esto? ¿Nos está midiendo? ¿Está calculando hasta hasta dónde puede llegar? En cualquier caso, que haga esto con cada cosa que le pedimos es una putada tortura porque es agotador…

Y lo que es peor, ¿muchas veces qué consigue con esta actitud? Que acabemos amenazándola. Aix… sí, ya sabemos que no hay que recurrir a ella, pero es que al final casi se le escapa a uno cuando ve que todo lo que se le dice queda a la espera de que a la se-ño-ri-ta (nótese cierto rintintín) le venga en gana hacernos el favor de hacer lo que debe.

Ya para acabar, el ‘consuelo de tontos’: me da a mi, por el estudio de investigación que he realizado (preguntando a los padres del cole y a algunos amigos), que no somos los únicos que vivimos esta situación con niños y niñas de alrededor de los 4 años… 

Ahora solo queda seguir luchando hasta que pase, y cruzaremos los dedos para que no vengan los odiosos 5 :P

Va, los que tengáis hijos de estas edades, os sentís identificados? y los que son más mayores… nos espera algo peor? XD

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Descubrir que tu hija es Alta Demanda

Un día de repente nos convertimos en padres. Sí, ya sabíamos que iba a pasar desde hacía varios meses, pero eso no quita que sea un cambio extraordinario. Y pasa de un día para otro!

“Ha nacido con los ojos abiertos”

La ginecóloga nos dijo: “Cuando sea mayor ya podéis decirle a vuestra hija que ha nacido mirando al mundo”. Babeábamos, qué bonito! 

A los pocos días nos fuimos a casa. Los primeros días fueron bastante tranquilos; nos confiamos.

Dos semanas siendo padres y ya no estábamos tan tranquilos… algo había cambiado. La pequeña lloraba mucho. A todas horas. Muy fuerte. No dormía más de 30 minutos seguidos, no había forma de dejarla en la cuna (tenía pinchos?)... Oh, oh, esto no es lo que nos habían explicado. ¿Qué estaba pasando?

¿Por qué no podía quedarse un rato en la hamaquita tranquila para que la mami pudiera desayunar o ducharse? Era imposible dejarla en ningún sitio, tenía que estar a todas horas en brazos.

Luego estaba el tema de los paseos: ¿Por qué no quería ir en el cochecito? ¿Pero esto no le gustaba a todos los bebés? ¿Por qué toda la gente que iba con bebés los llevaban tranquilamente en los cochecitos bien dormiditos o tranquilitos y nosotros la teníamos que llevar siempre en brazos? ¿Estábamos haciendo algo mal?

Y así fueron pasando los meses, sin saber por qué nuestra bebé era tan intensa, tan exigente, sin poderla dejar sola ni un momento… y consumiéndonos las energías porque, por si fuera poco, dormía fatal.

Un día, cuando la niña tenía ya más de un año, me topé con un artículo de un blog en el que hablaba de los bebés de alta demanda. No habíamos escuchado ese concepto nunca. Veredicto tras leerlo: Estaba describiendo a nuestra hija! 

De repente todo cambió; ese texto nos abrió los ojos. Resulta que ella era así, no es que estuviéramos haciendo nada mal (por suerte!). Todas esas situaciones que vivíamos y no entendíamos nos estaban diciendo cómo era nuestra pequeña ¿Podíamos hacer algo para solucionarlo? No, pero al menos sabíamos lo que teníamos entre manos.

Es lo que hay, no es necesario darle más vueltas. Cada persona es de una manera y algunas tienen estas características diferentes; ni mejores ni peores… aunque seguramente más intensas. Y aprendes a vivir con ello (aunque a veces pierdas el control). No queda otra.

Y así es como descubrimos que nuestra hija era una de esas bebés de Alta Demanda…


P.D.: Por cierto, una de las características habituales de estos niños es nacer con los ojos abiertos ;)