Debido a nuestra reciente paternidad (1 mes ya?? Madre mía, esto pasa volando!) y a ciertos ajustes a mi horario laboral que he podido hacer para ayudar a la mami y conciliar (cosa que es de agradecer, por supuesto), desde que la enana ha comenzado el colegio tengo el gran privilegio de poderla llevar al colegio por las mañanas y de recogerla por la tarde (a veces solo, a veces acompañado; a veces caminando, a veces en coche).
Son de esas cosas que parece que no tienen importancia y que son bastante rutinarias; no obstante, yo que habitualmente no puedo hacerlo (y de hecho en breve volveré a no poder hacerlo) lo considero todo un privilegio...
Ir con la enana camino del cole, hablando de cualquier cosa; acompañarla hasta la clase (esto porque son pequeños, luego ya...) y que te despida con una sonrisa te hace empezar el día de buen humor (aunque 15 minutos antes te hayas estado discutiendo con ella porque se empana con cualquier cosa y al final casi llegamos tarde).
Luego por la tarde, el ritual inverso; la mayoría de las veces la mami, el pequeñajo y yo salimos hacia el colegio (a veces con el tiempo demasiaaaado justo); esperamos fuera de su clase a que la dejen salir (al ser pequeños salen de uno en uno...); mientras, nos asomamos a la ventana y cuando nos ve se le ilumina la cara; entonces ya luego cuando sale te derrites cuando te da un abrazo como si hiciera un mes que no te ve.
Lamentablemente, me quedan pocos días para poder disfrutar de estos momentos, al menos de forma habitual. En poco más de una semana, volveré a mi horario habitual y llevarla y recogerla del colegio será algo extraordinario; extraordinario porque será poco habitual y extraordinario porque será más especial.
No me voy a quejar de que no pueda hacerlo más porque, afortunado yo, tengo un trabajo; de la misma forma, seguro que también hay gente que preferiría no poder llevarlos o recogerlos del colegio porque significaría que tienen un trabajo, así que envidio a la gente que lo puede hacer cada día, pero porque PUEDE y QUIERE hacerlo.
Igual en el futuro esto se convierte en algo aburrido y tedioso, pero estas semanas en los que lo he podido hacer lo he disfrutado; creo que lo HEMOS disfrutado :)
Sí que es un privilegio! Yo afortunadamente puedo, y quiero. Lo malo es que ahora son precisamente esos momentos y la hora de comer, lo poco que los veo al día. Y siempre a la carrera >.<
ResponderEliminarY sí, sí que son momentos extraordinarios ;)
Pues disfrútalo tú que puedes :) Qué envidia!
EliminarTe entiendo perfectamente, Yo hasta ahora podía llevar al peque al cole pero la semana que viene empiezo otro trabajo, mejor puesto y mejor todo excepto que esta en otra ciudad y voy a perderme el llevar al mayor al cole y comer con ellos.
ResponderEliminarBueno, todo sea por mejorar... enhorabuena por el trabajo!
EliminarDi que sí, es un gran privilegio. Me encanta ir a recoger al pequeñín a la guarde, porque me ve y se le ilumina la cara, se lanza a correr y se tira a mis brazos. Y entonces las educadoras me cuentan cómo ha ido el día, me encanta. Dejarlo en clase no tanto, porque siempre se echa a llorar, pero poco a poco.
ResponderEliminarTiene que ser bonito volver del cole con tu hija y que te cuente sus cosas y cómo lo ha pasado. Qué pena que ya no puedas hacerlo... pero al menos lo has disfrutado y seguro que tu hija también :-)
En la guardería aún es mejor que en el colegio... al menos en nuestro caso. Es un poco duro el cambio para los padres, pero es ley de vida, no?
EliminarPor supuesto que lo he disfrutado... e intentaré hacer algunos trapicheos para poder hacerlo de vez en cuando ;)