Desde que tengo los dos blogs (¿No sabes que tengo dos? Uno es en el que estás y el otro lo puedes consultar aquí) me voy a dormir tarde: El trabajo, las cuestiones diarias de casa y los dos mocosos que ocupan nuestras vidas no dejan mucho más tiempo que el rato de después de cenar para dedicar a escribir algunas líneas.
Tras cenar, acostar a los pequeñajos (unos antes que otros) y recoger los bártulos de la batalla campal (también llamada cena), llega el momento de la calma. Se agradece después de los intensos días en los que vivimos.
La mayoría de los días al poco rato de acabar las tareas la supermami también se va a dormir (madruga mucho!), así que nos quedamos a solas la gata (que está deseando que me siente en el sofá para echarse encima mío) y yo, portátil mediante.
Todo queda en silencio. A veces ese silencio se rompe por algún despertar incómodo del más pequeño de la casa. Yo voy haciendo, hasta que el cuerpo dice basta (y acabo encontrando frases ininteligibles escritas con los ojos cerrados) o hasta que la mente me obliga a dejarlo estar e ir a descansar (no te obsesiones, nunca vas a acabar lo que tienes pendiente, me digo a mi mismo).
Es en ese momento en el que llega lo que me gusta llamar 'La ronda nocturna'. Tras apagar los trastos me dirijo hacia la cocina apagando todas las luces que voy dejando atrás. Traguito de agua (fresca, siempre fresca) y, con la única iluminación de la linterna del móvil, subo las escaleras.
Primera parada: La habitación del enano. Si todo está en orden, me lo encontraré en su habitación; un día estará boca arriba, otro día boca abajo y otro día de lado: se mueve mucho (dicen que como su padre). Siempre, no obstante, con la carita de paz que un padre podría quedarse horas mirando... Acabo la primera parada arropando al pequeñajo si la temperatura lo requiere (no me lo he encontrado nunca tapado :P).
Segunda parada: La habitación de la #HermanaMayor. Otra 'marchosa' en la cama que me puedo encontrar en cualquier posición. No es raro verla en horizontal, con las piernas colgando (o la cabeza alguna vez) e incluso del revés; es sorprendente, hace poco más de dos horas que se ha ido a dormir y ya ha hecho unos cuantos largos... no me extraña que en alguna ocasión se haya caído de la cama. Para evitar riesgos, la devuelvo a su posición tradicional intentando que no se asuste y la arropo. shhhh...
Parada final: La súpermami, si no tiene la visita del pequeñajo porque estaba inquieto, me la encontraré normalmente en la misma posición que siempre; ella no se mueve tanto :P. Si hemos tenido visita en la cama y el visitante está durmiendo, me llevaré al pequeñajo a su cama; con lo que se mueve, todos descansamos mejor si cada uno está en su cama (aunque no nos importa que nos haga compañía).
Me estiro, apago la linterna del móvil.
Buenas noches, me voy a hacer la ronda nocturna ;)
Qué tierno! Muchas veces soy yo también la que se acuesta la última, y la verdad es que he aprendido a disfrutar de "la ronda nocturna". Es lo que tú dices: mirarles mientras duerme da una paaaaaz! Me lo comería en ese momento. :)
ResponderEliminarGracias! Sobretodo porque después de todo el día 'dando guerra' piensas... y lo pacíficos que parecen así, jajaja.
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