En nuestra sociedad la mayoría de la gente somos de enfadarnos. A unos les dura más, a otros menos. A unos les da por gritar, a otros por no hablar; a unos les dura 5 minutos, a otros les puede durar horas (o días).
Yo nunca he sido una persona a la que los enfados les duraran mucho rato, aunque si que era habitual que me enfadara a menudo.
Desde que soy padre, momento de inflexión en tu vida y en la que te replanteas muchas formas de actuar, una de ellas fue la utilidad del enfado. ¿Y sabéis qué? Llegué a la conclusión que no sirve para nada. ¿Qué beneficio se saca de un enfado? ¿Qué gana alguien poniéndose a gritar como un poseso? ¿Arreglas algo estando varias horas sin hablar con la persona con la que te has enfadado?
Con los niños también pasa. Cuando están rebeldes y no nos hacen ‘caso’ nos enfadamos porque no hacen lo que nosotros queremos. Cuando no conseguimos que se vistan o que vayan a la ducha cuando deben hacerlo muchas veces acabaremos dando gritos o pillando un cabreo de dimensiones importantes… y lo cierto es que pocas veces se soluciona nada con ello. Al menos, no como se debería.
Se oyen muchas veces comentarios del estilo a “Es que no hay manera de que me haga caso”, “me saca de mis casillas”, “no puedo con él/ella”... La mayoría de estos comentarios seguramente hayan acabado en un enfado. Y vuelvo a lo de antes, ¿Solucionamos algo? En el mejor de los casos conseguiremos que hagan lo que les pedimos, aunque no porque vieran la necesidad de hacerlo, sino por miedo o temor. En la vida en general, y con los peques aún más si cabe funcionan mejor otras tácticas como pueden ser el diálogo, la explicación de las situaciones y/o motivos, la empatía… Siempre hay alternativas a acabar enfadado; lo único que hay que hacer es tomar conciencia de ello y, cuando estemos a punto de llegar a estarlo, parar, respirar hondo y tomar otro camino.
¿Quiere decir eso que nunca me enfado? Por supuesto que no, pero cuando me acabo enfadando nunca me dura más de 5 minutos y, a la que me doy cuenta en la situación en la que me encuentro, intento derivarla a una actitud positiva que me permita salir airoso de la situación conflictiva (y no siempre es fácil).
Y vosotros, ¿cómo lleváis el tema de los enfados?
Yo no soy de enfadarme, aunque sí que genero enfados en los demás porque trato de hablarlo todo y a veces tanto que peco de conciliador.
ResponderEliminarA mi también me pasa... y cuesta callarse eh? :P
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