¿El castigo como recurso para educar es adecuado?
En casa no somos de aplicar castigos prácticamente nunca, aunque eso no significa que vivamos sin normas y que algunos actos no tengan sus consecuencias.
¿Qué diferencia hay entre castigo y consecuencia?
Es una línea fina, no nos vamos a engañar; al final, lo normal es que los castigos sean también consecuencia de algunos actos o situaciones; no obstante, un castigo normalmente es un ataque a la moral o a los sentimientos de la persona que lo sufre (y la mayoría de las veces también supone un sentimiento de culpa al que lo impone) y es algo muy tajante. Muchas veces, además, no tiene relación con el hecho que ha provocado ese castigo. Las consecuencias, en cambio, son actos que se derivan de acciones concretas y conocidas, normalmente a partir de unas nombras establecidas (ya sabes que si no recoges no podrás mirar la tele). Además, las consecuencias nunca van a ser tan duras o agresivas como un castigo; como no se ha cumplido una parte del trato establecido, no se puede tener algo.
Muchas veces los castigos van de la mano de las amenazas, de las que ya os hablé hace algunas semanas; las consecuencias, en cambio, vendrán precedidas por avisos que informen del incumplimiento de las normas.
Hemos visto en algunos casos que hay gente que abusa del castigo: te quedas sin merienda, no puedes jugar, te vas a una habitación solo a pensar en lo que has hecho (¿?). Si ya de normal pensamos que son poco efectivos, si se producen de forma continuada aún lo serán menos… total, al final van a acabar castigados hagan lo que hagan. Creemos que esto hace que los niños tengan menos respeto a las normas.
Los castigos no nos parecen una herramienta adecuada, pero eso no quiere decir que nunca los hayamos usado; las contadísimas situaciones en las que hemos puesto en práctica algo del estilo ha sido tan traumático para nuestra hija que no hemos sido capaces de llevarlo hasta al final. Simplemente con tenerla sentada en algún sitio 5 minutos es ya una humillación tan grande que lo pasa fatal. No vemos necesidad en que pase por esas situaciones para que aprenda la lección.
Acostumbrémonos a hablar, a explicar las cosas; no olvidemos que muchas veces estamos tratando con pequeños seres humanos que pueden no estar entendiendo todo lo que les estamos pidiendo; tengamos paciencia y aplaquemos los nervios como podamos. Y, si no podemos, dejemos que gestione la situación otra persona o desahoguémonos 2 minutos en el lavabo encerrados, pero intentemos que la ira que puede desatarse en algunos momentos no nos haga hacer cosas de las que nos podemos arrepentir.
Ojo! Aquí únicamente he estado hablando de los castigos verbales... si ya me parecen crueles poco adecuados éstos, imaginaos qué pienso de los físicos: Una atrocidad.
Y vosotros, conseguís usar las consecuencias? O acabáis castigando?
A nosotros tampoco nos gustan los castigos, al principio utilizábamos un banco para "pensar" pero no nos terminaba de gustar la idea y leyendo por Internet vimos opciones que nos gustaban más y lo cambiamos al banco de "relajarse", lo solemos utilizar para las rabietas. Pero estoy seguro que en algún momento terminaré realizando algún castigo :(
ResponderEliminaraix... intentemos que no, que se pasa muy mal (todos los implicados)!
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