miércoles, 3 de agosto de 2016

La risa de un niño

El otro día me di cuenta: Nuestra sociedad tendría que dedicar más esfuerzos a conseguir risas de niñas y niños; de cualquier edad, de cualquier clase social, de cualquier etnia, de cualquier país...

La risa de un niño, ese gesto tan sencillo y que a la vez transmite tanto.

Ese movimiento tan contagioso de 12 músculos que ilumina esas pequeñas caras cuando se produce.

Esa demostración de felicidad absoluta.

Dicen que la risa de un bebé o un niño pequeño es el símbolo más puro de la felicidad porque cuando se produce no esconde nada; en esos momentos, ese pequeño ser humano debe ser una de las personitas más felices de la tierra. No hay maldad, no hay falsedad, no hay segundas intenciones… únicamente, felicidad.



La risa de un niño es un antídoto universal; cualquier situación, sea la que sea, cambia cuando se escucha a un niño reír de verdad. Pensad en ello, seguro que recordáis alguna situación complicada o incómoda que ha sido salvada por la carcajada de un niño o una niña.

Lamentablemente, a medida que nos hacemos mayores estas risas espontáneas tan auténticas van desapareciendo. En la mayoría de los casos nunca acabarán de desaparecer por completo pero la frecuencia con las que se producen baja muchísimo. Demasiado. Los adultos deberíamos copiarnos de los más pequeños en este (y muchos otros) aspectos.

Si ellos disfrutan tanto y nos hacen disfrutar a nosotros viéndolo, por qué no sumarnos a la fiesta? o mejor aún, ¿Por qué no iniciar esa fiesta nosotros mismos? Hemos de buscar situaciones que nos hagan reír como a ellos… si lo conseguimos, haremos que nuestro entorno esté más contento y relajado, tal y como consiguen los más pequeños con nosotros.

La risa de un niño es una de las mejores cosas que podemos conseguir, y lo puede hacer todo el mundo de muchísimas formas diferentes: haciendo pallasadas, jugando, cantando, cualquier cosa vale… y el resultado siempre será el mismo: RISAS. Y con las risas solo pueden venir cosas buenas...



Hagamos reír a los más pequeños, seguro que así nosotros reiremos más también.

2 comentarios:

  1. Me encanta el sonido, es como escuchar a un muñeco reir... además de que nos reimos menos nos reimos diferente, no carcajeamos igual...

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