No te podemos ir a la feria, ya no funciona / la han quitado.
La televisión ya no funciona, no la podemos ver.
¿Que dónde están las chuches? Lo siento, se han acabado.
No te puedo comprar X, no tenemos dinero.
¿Quién no ha utilizado estas
tácticas para evitar determinadas situaciones que
no nos van bien o que consideramos que no tocan? Me da a mi que en mayor o menor medida, las hemos utilizado todos.
A nosotros no nos gusta utilizarlas e intentamos no hacerlo (nos gusta
complicarnos la vida, somos así), aunque nos volvemos a encontrar con una de esas actitudes tan normalizadas en nuestra sociedad en las que caemos a veces sin darnos cuenta.
En estas situaciones volvemos a aplicar la que viene siendo una de nuestras principales máximas: el sentido común. Si no queremos que nuestros hijos mientan, no somos muy buen ejemplo haciéndolo nosotros mismos con ellos. En más de una ocasión estas mentiras
piadosas van a acabar siendo descubiertas, y a ver cómo se sale de ella de una forma
decente creíble... Para nosotros lo mejor evitar estos
malos tragos, de verdad; es más conveniente que perdamos varios minutos explicando a nuestro hijo o hija cuáles son las verdaderas razones por las que no se puede hacer lo que el pequeño o la pequeña quieren. Muchas veces no las entenderán, otras no las compartirán (seguramente las que más) y algunas veces, como si fuera un milagro, la explicación será aceptada sin mayores consecuencias. Además, es posible que poco a poco consigamos que estas últimas vayan ganando terreno a las demás y acaben compitiendo con las otras en igualdad de condiciones (no, no desaparecerán por completo porque, no lo olvidemos, son niños…).
Echo la vista atrás y veo que nosotros también las hemos usado (y las usaremos, me temo); ¿Comodidad para no perder el tiempo explicando? ¿Salida fácil al saber que lo que vamos a explicar seguramente no se va a entender? ¿Ganas de evitar un
berrinche conflicto? ¿Ahora no me puedo parar a explicárselo? Son muchas las razones que nos llevan a utilizar estas
mentiras triquiñuelas y son mucho más fáciles que una explicación detallada. ¿Que no es tan cómodo? Seguramente, pero vale la pena. Es una buena inversión porque luego ellos también la pondrán en práctica con nosotros (y con los demás).
¿Qué opináis al respecto? ¿De repente la tele no funciona o se ha acabado algo que les gusta mucho o le dedicáis un
ratazo momento a explicarlo cómo manda la ‘teoría’?