jueves, 24 de noviembre de 2016

Hermanos: Ni contigo ni sin ti

Es curioso ver la relación de los hermanos desde la perspectiva de padre. Tan fácil es que veas un amor incondicional entre ellos como que al poco rato veas un odio irrefenable de uno hacia el otro. Lo más curioso de todo es que se puede pasar de cualquiera de esos estados al otro en cuestión de segundos… Casi sin darte cuenta.



Recuerdo la cara de fascinación de la HermanaMayor cuando vio a su hermano por primera vez, su cara de felicidad inmensa cuando lo tuvo en brazos siendo tan bebé, lo mal que lo pasó cuando se lo llevaron a hacerle algún cuidado… puro amor. Ahora digamos que, ante determinadas situaciones, ese amor incondicional se transforma en un ‘No quiero tenerte de hermano’ o ‘ya no eres mi hermano’. Cómo cambia la cosa… Por suerte dura poco.

El HermanoMenor, por su parte, tiene en su hermana el mayor referente, para lo bueno y para lo malo: Constantemente repite todo lo que hace (o dice) ella, pregunta por ella cuando no está y se alegra mucho cuando la ve. Sin embargo, también es su mayor enemigo; a veces ella le roba a su mamá, su bien más preciado (a su papá también, pero ocurre menos veces), le quita cosas que tiene él o, fíjate tú qué casualidad, ella tiene justo lo que él iba a necesitar en ese preciso instante y tiene que conseguirlo como sea. No hablo de cuando le pega, le tira del pelo ni nada de eso… aunque pase.

Intentamos, en la medida de lo posible, que resuelvan los conflictos ellos solos pero como el HermanoMenor es muy algo manoslargas, normalmente tenemos que intervenir antes de que la haga llorar lleguen a las manos (y normalmente quien pierde es la HermanaMayor). Los celos y las envidias son inevitables, por mucho que intentemos ser igualitarios y que intentemos que ambos tengan las mismas oportunidades.

Es alucinante estar de espectador cuando todo va bien, cuando se dan la mano, cuando se abrazan, cuando comparten las cosas (pocas veces pasa esto) o cuando se preocupan por lo que le ha pasado al otro. Te derrites cuando haces algo con alguno de ellos y, sin pensarlo, tienen en cuenta al que no participa para que también disfrute de ello, de forma natural, de forma innata.

Muchas veces las relaciones entre hermanos se desgastan, se deterioran, se diluyen… y es una lástima, viendo la intensidad con la que lo viven de pequeños. Por nuestra parte no quedará el intentar que eso no pase.

6 comentarios:

  1. Ay, cómo me suena!!!
    Aquí la pequeña es niña y me confirma que somos un poquito tocapelotillas, que las matamos callando y que somos algo viborillas, pero con amor, ajajajja.

    Es precioso ver cuando pintan juntos, juegan juntos... Y desesperante cuando se pelean por, aunque sea,el último trozo de pan que queda, que luego obviamente, no se comerán...

    Yo adoro a mi hermano y aunque por lejanía no le veo, le adoro y espero y deseoq ue mis hijos tengan la misma afinidad de mayores como yo tengo ahora mismo con mi hermano.

    Bonito post.

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    1. Cuántos contrastes y cuántos quiebros hemos de hacer para mantener el 'orden', verdad?

      Gracias por comentar! :D

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  2. Ainss Que me vas a contar.
    Nosotros siempre tenemos alguna montada. O se matan o se alían contra mí jajaja
    Algunas veces, te enamoras de verlos tan a gusto jugando juntos o contándose sus cosas.

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    1. Ese amor efímero es genial... porque luego es probable que llegue la tempestad cuando alguno de los dos tiene un pequeño 'traspiés' :P

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  3. Todo eso lo he vivido yo con mi hermano, en nuestro caso de mayores nos terminamos aguantando más que de pequeños que siempre acabábamos a broncas.

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    1. Yo creo que es la evolución normal... cuando eres más racional la cosa se calma :P

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