viernes, 7 de agosto de 2015

De embarazos frustrados o complicados

Hace pocos días se hizo público que Mark Zuckenberg va a convertirse en padre; lo normal sería que esa fuera la noticia. Sin embargo, llamaba la atención otro detalle: explicaba que, antes de producirse ese embarazo, habían sufrido 3 abortos naturales.

Hablar de un embarazo que no lleva a término parece un tema tabú y no debería ser así porque pasa más veces de las que nos imaginamos. Es por eso que me he decidido a hablar de nuestra experiencia.

Nosotros también tuvimos un embarazo que no fue bien, y el bueno tardó demasiado mucho en llegar. Todo sucedió en el año 2010, antes de que llegara a nuestras vidas la HermanaMayor. Nos pusimos en busca del bebé muy ilusionados y con muchas ganas (y quién no!). A los 4 meses el test daba positivo. ¡Casi ni nos lo podíamos creer! a nosotros?!??! A los 4 meses lo habíamos conseguido?!?!? Parecía imposible cuando la vida siempre nos ha puesto las cosas bastante difíciles… Estábamos encantados!

Por aquel entonces la supermami (aún sin ese título) no tenía mutua privada; somos férreos defensores de la sanidad pública y nuestra intención era la de hacerlo todo por la Seguridad Social. Eso implicaba que no íbamos a saber nada del estado hasta la primera ecografía, a los 3 meses. Tampoco debería haber problema, no? Estas cosas casi siempre iban bien, verdad? Por si fuera poco, la ilusión nos hizo ser incautos y antes de este control ya se lo habíamos dicho a los padres: Error.

El día de la primera ecografía, con los nervios propios de la situación pero muy ilusionados fuimos hacia el hospital. Cuando comenzaron a hacernos la ecografía, el semblante de la persona que nos la hacía cambió; llamó a alguien para que echara un vistazo: 'Algo no va bien', escuchamos decir. A partir de aquí nos quedamos un poco en shock: en la bolsa no había embrión.


Primer test positivo

Nos explicaron todo con mucho detalle y nos dieron las instrucciones a seguir: pocos días después le harían un legrado a la frustrada no-mamá.

Salimos del hospital completamente descolocados; eso no entraba en nuestros planes. No obstante, la vida seguía y había que mirar hacia delante. Lo volveríamos a probar.

Nos fuimos de viaje (ya estaba previsto) y continuamos con nuestra vida; a los dos meses aproximadamente (había que pasar una cuarentena tras la operación), volvíamos a emprender la búsqueda. Esta vez no íbamos a esperar a los 3 meses para la primera radiografía: cogimos una mutua privada.

La situación era algo diferente, había aparecido en la ecuación una presión que antes no teníamos. Una presión que no tenía sentido, porque nos la autoimponíamos nosotros, pero que ahí estaba dando por saco. Además, esperábamos que fuera más o menos igual de rápido que la vez anterior. De nuevo, error.

Los meses pasaban y la situación no cambiaba. A los 11 meses de estar probando me hice una prueba de fertilidad: mis bichitos no eran para llevarlos a una olimpiada, pero bueno, tampoco parecía haber más problema. Días después la súpermami se hizo un contraste (histerosalpingografia) para valorar posibles problemas. Esa era la última prueba a la que nos íbamos a someter; a partir de ese momento tocaría tratamiento de fertilidad o valorar otras opciones. Pero no hizo falta. Después de esa última prueba, y sin la presión autoimpuesta porque ya estábamos al final del camino, el milagro sucedió.

Tocaba esperar algunas semanas en las que pasamos muchos nervios antes de saber si todo estaba bien. Cuando fuimos a la primera ecografía (a las 7 – 8 semanas) lo primero que vimos es que en la bolsa había algo. Al poco, nos pusieron los latidos del corazón: Todo estaba correcto.


Todo bien! Por fin!


Un año para conseguirlo tras un intento fallido. Tiempo desde que nos pusimos a ello: 18 meses. El proceso de búsqueda del bebé fue muy duro psicológicamente y estuvimos tentados de tirar la toalla en más de una ocasión. Al final, como muchas veces en nuestra vida, las cosas se nos ponen más difíciles de la cuenta. Pero lo conseguimos.

No es cierto esa imagen que se da de que 'todo ha ido súper bien', 'nos quedamos a la primera' y es lo que quiero mostrar con este post. No sé bien por qué pero muchas veces no se explica que no todo es tan bonito, y al igual que otras cosas, hay que enseñar las dos caras de la moneda, ¿verdad?

4 comentarios:

  1. Es verdad que de los embarazos frustrados no se suele hablar, pero es demasiado habitual por desgracia! Nosotros también tuvimos un embarazo fallido antes de la peque. Y también lo descubrimos en una ecografía aunque yo si iba por lo privado y ya antes lo había visto bien, con latido. Así que cuando fui a la segunda eco, nos llevamos el jarro de agua fría... en fin, cosas que pasan y que no siempre se cuentan... Y la verdad es que no sé por qué...

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    1. También tenemos otros amigos que tuvieron varios abortos espontáneos. Nos lo contamos mutuamente en plan confidencial... esto se debería normalizar porque luego la gente se lleva unos chascos...

      Gracias por comentar.

      Un abrazo!

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  2. Un artículo magnifico. A nosotros nos ha costado mucho quedarnos embarazados, y tambien hemos pasado por una primera experiencia no muy positiva. Creo que se debería normalizar este tipo de situaciones y, aunque cada persona es un mundo, no se debería dar por sentado que tener un hijo es lo lógico en la "vida adulta", ya que muchas veces genera presión a las personas que lo buscan y rechazo a aquellas que libremente no quieren ese camino.

    Un saludo!!

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    1. Totalmente de acuerdo. Hay que desterrar de una vez por todas el hecho de que hay que 'tener hijos porque toca' y eliminar el 'vosotros para cuando'... Además de no dar por hecho que siempre es todo bonito y fácil.

      Gracias por comentar!

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