jueves, 29 de octubre de 2015

Predicar con el ejemplo

Para nuestros pequeños somos su principal referente, pero creo que muchas veces se nos olvida. Es por eso que debemos intentar predicar con el ejemplo: Las normas y comportamientos que queremos inculcar en ellos las deben ver puestas en práctica en nosotros mismos.

Seguramente, si nos ponemos a analizar la manera en la que llevamos a cabo muchas de las cosas que les explicamos cómo hacerlas, nos daremos cuenta que no nos aplicamos el cuento y lo hacemos de otra forma. Esto les debe confundir, ¿no creéis? En sus pequeñas cabecitas deben aparecer preguntas del estilo a '¿Cómo puede ser que me digan que haga esto de esta manera pero luego ellos la hacen de otra?'. Si somos sus referentes (que lo somos, al menos durante los primeros años), hay que tener coherencia entre lo que se dice y lo que se hace ¿Qué pasa si no lo hacemos? Pues que al final todo quedará en nada y nuestros intentos por conseguir que los más pequeños de la casa hagan algo como 'se debe hacer' no servirán (y seguramente nos enfadaremos por ello, siendo la culpa nuestra).

No sirve de mucho decir a nuestros pequeños que no se pega y, cuando hacen algo mal, darles un cachete a tiempo (cosa inaceptable, por supuesto), así como tampoco damos mucho ejemplo si les decimos que no se grita o no se piden las cosas con exigencia pero luego nosotros lo hacemos con ellos (o con los demás).

Ejemplos como estos hay cientos: decirles que hay cruzar el semáforo cuando está verde para los peatones y no aplicarlo cuando no 'pasa ningún coche', ceder los asientos a las personas que lo requieren en los transportes públicos o ser solidarios y generosos. En el ámbito de la educación y la enseñanza, más de lo mismo: cómo vamos a potenciar que nuestros hijos lean si no nos ven coger un libro nunca?

No hay que olvidar, y esto también es muy importante, que también es aplicable a las emociones y al autocontrol; al final, ellos van a actuar en función de cómo nos vean reaccionar ante ciertas situaciones. Así pues, nos toca ser templados y controlados cuando tengamos a los niños delante... aunque en realidad podemos aprovechar para aplicarlo siempre, verdad?

Por supuesto cometemos (y cometeremos) errores, así que cuando nos demos cuenta (o nos hagan saber ellos mismos) que no estamos cumpliendo con lo que predicamos toca ser consecuentes y dar solución a lo que no estamos haciendo como es debido; de esta forma mataremos dos pájaros de un tiro: cumplimos nuestra misión como padres ‘ejemplo’ y hacemos algo como les explicamos.
¿Cómo lleváis eso de ser predicadores del ejemplo?

4 comentarios:

  1. en muchas ocasiones es complicado, pero es esencial y la mejor manera de que aprendan.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas veces es complicado... demasiadas! Gracias por comentar ;)

      Eliminar
  2. Pues ahí estamos, razón no te falta. Mi pequeño Cavernícola aún es pequeño para entender ciertas cosas pero con el hábito de vernos va aprendiendo y a veces nos sorprendemos como ha aprendido cierta cosa sin que se la digamos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Son esponjas y todo lo que hacemos puede ser susceptible de ser adoptado por ellos, así que hay que ir con mucho cuidado :P

      Eliminar