Un día de repente nos convertimos en padres. Sí, ya sabíamos que iba a pasar desde hacía varios meses, pero eso no quita que sea un cambio extraordinario. Y pasa de un día para otro!
“Ha nacido con los ojos abiertos”
La ginecóloga nos dijo: “Cuando sea mayor ya podéis decirle a vuestra hija que ha nacido mirando al mundo”. Babeábamos, qué bonito!
A los pocos días nos fuimos a casa. Los primeros días fueron bastante tranquilos; nos confiamos.
Dos semanas siendo padres y ya no estábamos tan tranquilos… algo había cambiado. La pequeña lloraba mucho. A todas horas. Muy fuerte. No dormía más de 30 minutos seguidos, no había forma de dejarla en la cuna (tenía pinchos?)... Oh, oh, esto no es lo que nos habían explicado. ¿Qué estaba pasando?
¿Por qué no podía quedarse un rato en la hamaquita tranquila para que la mami pudiera desayunar o ducharse? Era imposible dejarla en ningún sitio, tenía que estar a todas horas en brazos.
Luego estaba el tema de los paseos: ¿Por qué no quería ir en el cochecito? ¿Pero esto no le gustaba a todos los bebés? ¿Por qué toda la gente que iba con bebés los llevaban tranquilamente en los cochecitos bien dormiditos o tranquilitos y nosotros la teníamos que llevar siempre en brazos? ¿Estábamos haciendo algo mal?
Y así fueron pasando los meses, sin saber por qué nuestra bebé era tan intensa, tan exigente, sin poderla dejar sola ni un momento… y consumiéndonos las energías porque, por si fuera poco, dormía fatal.
Un día, cuando la niña tenía ya más de un año, me topé con un artículo de un blog en el que hablaba de los bebés de alta demanda. No habíamos escuchado ese concepto nunca. Veredicto tras leerlo: Estaba describiendo a nuestra hija!
De repente todo cambió; ese texto nos abrió los ojos. Resulta que ella era así, no es que estuviéramos haciendo nada mal (por suerte!). Todas esas situaciones que vivíamos y no entendíamos nos estaban diciendo cómo era nuestra pequeña ¿Podíamos hacer algo para solucionarlo? No, pero al menos sabíamos lo que teníamos entre manos.
Es lo que hay, no es necesario darle más vueltas. Cada persona es de una manera y algunas tienen estas características diferentes; ni mejores ni peores… aunque seguramente más intensas. Y aprendes a vivir con ello (aunque a veces pierdas el control). No queda otra.
Y así es como descubrimos que nuestra hija era una de esas bebés de Alta Demanda…
P.D.: Por cierto, una de las características habituales de estos niños es nacer con los ojos abiertos ;)
Hola!!! que curioso, nunca lo había oído. Nuestro hijo también nació con los ojos abiertos, bueno, de hecho pensaba que todos los bebes lo hacían(no me entero de nada), pero no creo que sea alta demanda,. Bueno, uno nunca deja de aprender. Un saludo
ResponderEliminarPor supuesto no es algo exclusivo de estos niños... pero es una primera señal :P
EliminarYo creo que si hubiese tardado un año en saber que era alta demanda me da algo. Por suerte a los pocos meses leyendo las caracteristicas la vi reflejada en todas. Y es verdad que no les puedes cambiar, pero tu forma de verlos si, y eso ayuda mucho
ResponderEliminarJajajaja... lo cierto es que cuando uno se entera de esto todas las piezas encajan de golpe. En realidad no cambia nada de como estabas, pero al menos no te sientes tan mal.
EliminarGracias por comentar!