miércoles, 16 de diciembre de 2015

Mumablue... Cuentos personalizados!

Se acercan las fiestas, y para los pequeños siempre es una buena opción regalar un cuento... y qué mejor cuento se les puede regalar en el que ellos mismos sean los protagonistas? Esto es lo que nos propone el simpático monstruito Mumablue.

Comienzo del proceso de diseño


jueves, 10 de diciembre de 2015

Tensando la cuerda

Tensar la cuerda: Dícese coloquialmente del proceso de llevar una situación justo hasta el límite.



Están los terribles 2, los duros 3... y ahora, qué calificativo le ponemos a los 4? Los insistentes 4?

Pongámonos en situación: Una tarde cualquiera entre semana; toca dejar de ver la tele e ir a bañar. Preparamos el terreno: Comienzan los avisos por nuestra parte de que en breve habrá que dejar de ver dibujos e ir hacia la bañera. Parecemos los petardos de aviso que se lanzan justo antes de empezar el castillo de fuegos artificiales de fiesta mayor.

Tras miles unos cuantos avisos con una respuesta similar a “Un momento”, “Cuando acabe X”, “Uno más y ya está” y cosas del estilo, optamos por apagar la tele ayudarla a que acceda a hacer lo que le hemos dicho. 

Crisis

Es entonces cuando toca explicar que llevamos rato avisando, que no nos debíamos enfadar porque cada cosa tiene su momento, bla bla bla bla… Qué os voy a contar, ya sabéis de qué va el rollo, no?

Cambio de estrategia por su parte. Pasa a la etapa de querer hacer cosas: Un momento que hago un dibujo, un momento que recorto esto… mientras nosotros, como si fuéramos un mensaje grabado en el metro, vamos repitiendo la misma frase cada vez con un énfasis mayor. La intensidad va subiendo, y la cuerda se va tensando… y justo cuando parece que se va a romper, ‘cede’ y haciéndote un favor accede a hacer lo que llevamos media vida pidiéndole.

Estas situaciones se repiten habitualmente: Para ir a cenar, para ir a comer, para salir a la calle, para recoger… y siempre tiene el mismo modus operandi: va apurando y apurando hasta que detecta que no puede llegar más allá, y entonces afloja.

¿Qué significa esto? ¿Nos está midiendo? ¿Está calculando hasta hasta dónde puede llegar? En cualquier caso, que haga esto con cada cosa que le pedimos es una putada tortura porque es agotador…

Y lo que es peor, ¿muchas veces qué consigue con esta actitud? Que acabemos amenazándola. Aix… sí, ya sabemos que no hay que recurrir a ella, pero es que al final casi se le escapa a uno cuando ve que todo lo que se le dice queda a la espera de que a la se-ño-ri-ta (nótese cierto rintintín) le venga en gana hacernos el favor de hacer lo que debe.

Ya para acabar, el ‘consuelo de tontos’: me da a mi, por el estudio de investigación que he realizado (preguntando a los padres del cole y a algunos amigos), que no somos los únicos que vivimos esta situación con niños y niñas de alrededor de los 4 años… 

Ahora solo queda seguir luchando hasta que pase, y cruzaremos los dedos para que no vengan los odiosos 5 :P

Va, los que tengáis hijos de estas edades, os sentís identificados? y los que son más mayores… nos espera algo peor? XD

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Descubrir que tu hija es Alta Demanda

Un día de repente nos convertimos en padres. Sí, ya sabíamos que iba a pasar desde hacía varios meses, pero eso no quita que sea un cambio extraordinario. Y pasa de un día para otro!

“Ha nacido con los ojos abiertos”

La ginecóloga nos dijo: “Cuando sea mayor ya podéis decirle a vuestra hija que ha nacido mirando al mundo”. Babeábamos, qué bonito! 

A los pocos días nos fuimos a casa. Los primeros días fueron bastante tranquilos; nos confiamos.

Dos semanas siendo padres y ya no estábamos tan tranquilos… algo había cambiado. La pequeña lloraba mucho. A todas horas. Muy fuerte. No dormía más de 30 minutos seguidos, no había forma de dejarla en la cuna (tenía pinchos?)... Oh, oh, esto no es lo que nos habían explicado. ¿Qué estaba pasando?

¿Por qué no podía quedarse un rato en la hamaquita tranquila para que la mami pudiera desayunar o ducharse? Era imposible dejarla en ningún sitio, tenía que estar a todas horas en brazos.

Luego estaba el tema de los paseos: ¿Por qué no quería ir en el cochecito? ¿Pero esto no le gustaba a todos los bebés? ¿Por qué toda la gente que iba con bebés los llevaban tranquilamente en los cochecitos bien dormiditos o tranquilitos y nosotros la teníamos que llevar siempre en brazos? ¿Estábamos haciendo algo mal?

Y así fueron pasando los meses, sin saber por qué nuestra bebé era tan intensa, tan exigente, sin poderla dejar sola ni un momento… y consumiéndonos las energías porque, por si fuera poco, dormía fatal.

Un día, cuando la niña tenía ya más de un año, me topé con un artículo de un blog en el que hablaba de los bebés de alta demanda. No habíamos escuchado ese concepto nunca. Veredicto tras leerlo: Estaba describiendo a nuestra hija! 

De repente todo cambió; ese texto nos abrió los ojos. Resulta que ella era así, no es que estuviéramos haciendo nada mal (por suerte!). Todas esas situaciones que vivíamos y no entendíamos nos estaban diciendo cómo era nuestra pequeña ¿Podíamos hacer algo para solucionarlo? No, pero al menos sabíamos lo que teníamos entre manos.

Es lo que hay, no es necesario darle más vueltas. Cada persona es de una manera y algunas tienen estas características diferentes; ni mejores ni peores… aunque seguramente más intensas. Y aprendes a vivir con ello (aunque a veces pierdas el control). No queda otra.

Y así es como descubrimos que nuestra hija era una de esas bebés de Alta Demanda…


P.D.: Por cierto, una de las características habituales de estos niños es nacer con los ojos abiertos ;)

martes, 24 de noviembre de 2015

Rosa y Azul

Para las niñas el rosa, para los niños, el azul. Las niñas muñecas, los niños coches. Las niñas Frozen, los niños Cars. Las niñas princesas, los niños guerreros… Podría estar así un buen rato más pero creo que ya se ha entendido la idea.



En casa, por suerte o por desgracia, tenemos una niña y un niño y nos es muy habitual escuchar comentarios del estilo a ‘No tienen nada que ver un niño y una niña, son muy diferentes’ (Incluso los hemos llegado a decir nosotros!). Vamos a ver, no sería mejor decir que son las personas las diferentes entre ellas y no tanto su género? En cualquier caso, y suponiendo que un niño y una niña fueran taaaaan diferentes tampoco es necesario que la sociedad haga la brecha más grande aún, no creéis?

Nosotros, como padres, mantenemos una lucha silenciosa contra una buena parte de la sociedad intentando no ser sexistas, y os puedo asegurar que es muy difícil: Por ejemplo, fomentamos el uso de juguetes de cualquier tipo, tanto para la HermanaMayor (a la que le compramos en su día coches y muñecas indistintamente -ahora ya no es tan fácil-) como al pequeñajo (que al recibir la herencia de su hermana tanto juega con muñecas como con coches o cocinitas). Pese a que muchas veces nos toca comprar cosas de Frozen pasar por el aro , intentamos que, sobretodo la mayor, no viva condicionada a ‘esto es de niñas y esto de niños’... y me temo que no siempre lo conseguimos. Con sus cuatro años ya hace tiempo que ve el rosa de niñas y el azul de niños, y os puedo asegurar que no es porque nosotros lo fomentemos; es lo que ve y oye por todos sitios.

La sociedad y el consumismo que nos rodea no pone nada fácil el escapar de este círculo vicioso: vivimos rodeados de cosas femeninas y masculinas en juguetes, en dibujos y películas y, por supuesto, en ropa (y sí, entiendo perfectamente que los niños no lleven vestido). Mirad, un ejemplo claro es una gran cadena de material deportivo (si queréis más pistas, comienza por DECA… y acaba por THLON), aunque, faltaría más, no es la única: pese a que tiene muchas prendas que para los niños son de lo más adecuado, con -normalmente- muy buen precio y una calidad más que aceptable, es de los lugares más sexistas que encontramos y uno de los que más intentamos evitar: Si quieres ropa de niña lo más habitual es que puedas escoger entre el rosa y, si tienes suerte, el lila. Por otro lado, si quieres ropa de niño puedes escoger entre varios tonos de azul y a veces también hay verde. Nunca se les ha pasado por la cabeza a los diseñadores que pueda no gustar uno de esos colores? O quizás el problema es que sí que se les ha pasado y es una estrategia de márketing? No os penséis que esto solo les pasa a ellos… echad un vistazo a cualquier gran superficie y, de forma rápida, podréis identificar la zona de niñas: es todo rosa. Ya ni me meto a comentar esos ‘centros de belleza’ para niñas en las que las tratan como princesas en los que todo es absolutamente rosa... Ya tendrán tiempo de ir cuando sean mayores. Si quieren.

Ropa rosa... y azul


Queremos igualdad, queremos avanzar en temas de discriminación sexual, acabar con los micromachismos pero no hacemos más que repetir lo mismo una y otra vez: Diferenciar más de la cuenta lo masculino de lo femenino. Una sociedad que sigue apostando por dar esa imagen a cada uno de los géneros no está avanzando. Al contrario. En cambio, cuando alguien hace algo diferente, como las jugueterías ToyPlanet con su catálogo no sexista en el que salen niños jugando con muñecas o niñas con juegos de construcción, se hacen de lo más popular (y esto es un poco triste, porque eso no debería ser noticia).

En fin, es un tema que me toca la moral; siempre hemos intentado no condicionar a nuestra hija, pero ella está encantada con Frozen, le encanta vestir de princesa (Spiderman es de niños, aunque tuvo una época en la que le gustó) y el rosa es de niñas… y esto lo ha hecho la sociedad en la que vivimos.

¿Cómo lleváis vosotros estas situaciones? ¿Le dáis importancia o pensáis que no es para tanto?

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Desconexiones tecnológicas

Por si no os habíais dado cuenta, la tecnología está por todos sitios... Nuestros pequeños nacen rodeada de ella y forma parte de su entorno cotidiano. Tienen al alcance de la mano la televisión, móviles inteligentes, tablets, ordenadores (portátiles o no) , consolas (portátiles o no) y, por supuesto, muchos juguetes que también la usan. Además, empieza a ser habitual encontrar en muchas tiendas de juguetes tablets 'infantiles', ordenadores 'para niños', y juguetes que interactúan con el usuario.

Está ampliamente demostrado que el uso de las tecnologías a determinadas edades puede ser beneficioso, pero también se ha demostrado que no son convenientes a edades muy tempranas (recomiendan que los menores de 2 años no utilicen dispositivos electrónicos y de 3 a 5 se haga de una manera muy controlada). En cualquier caso es muy importante que siempre que usen este tipo de dispositivos lo hagan bajo la supervisión de un adulto y con unos tiempos de uso razonables (siii, nosotros también aprovechamos que está viendo la tele para hacer algo... pero no hay que abusar!); no olvidemos que nuestros pequeños son esponjas y pueden hacerse fácilmente dependientes a estos trastos...



En casa intentamos no abusar de los aparatos electrónicos en determinados momentos del día. Es por eso que tenemos algunas normas que son bastante firmes:

- Nunca tenemos la televisión 'de fondo'; si alguien la está viendo (y con ese alguien me refiero a la HermanaMayor porque nosotros prácticamente no la vemos) está encendida, pero si se está haciendo alguna otra cosa, siempre la tenemos apagada.

- Intentamos establecer ratos sin tecnología: Cuando es hora de jugar con los pequeños se hace al 100%: sin móviles, sin portátil y sin televisión; como mucho con música de fondo. Para las cenas hacemos lo mismo: aunque podamos tener cenas intensas (que van a menos), es el único momento del día en el que estamos toda la familia al completo, así que nos hemos prohibido utilizar los móviles y solo tenemos música ambiental.

- Televisión sí, pero controlada: Nada de llegar del colegio, poner la tv y quedarse ahí enganchado hasta la hora del baño... ratito de tele y luego ratito de juegos, o a la inversa. Esto, no os voy a engañar, nos supone más de una crisis institucional... pero bueno, hay que gestionarlo.



Por suerte la HermanaMayor no asocia el móvil con un aparato para jugar (aún). Nosotros no jugamos con él y ella lo ha hecho muy poco (teníamos algún juego para pintar cuando fue bebé al que no le hizo demasiado caso) así que nunca lo pide... para eso. El único uso que le da ella es el de ver dibujos en momentos puntuales (básicamente cuando está aburrida en algún bar mientras los adultos hablan de 'sus cosas' o durante algunos viajes) o para ver fotos y vídeos.

Ya para acabar, otra de las cosas a las que hay que prestar atención (y de paso que también nos deberíamos aplicar nosotros mismos) es que el abuso de estos aparatos pueden llegar a ser una barrera en la comuanicación personal. Por eso es tan importante tener momentos 'analógicos'...

Y que conste que todo esto os lo dice un padre informático y apasionado por la tecnología.

¿Vosotros qué, abusais de la tecnología? ¿Conseguís desconectar para estar al 100% con vuestros hijos? Va, no digáis mentiras!

martes, 10 de noviembre de 2015

Padres sin pilas

¿Falta mucho para las vacaciones? ¿Queee? Que hace apenas dos meses que volvimos del viaje? Eso significa que aún ni nos estamos acercando a las próximas... todavía nos estamos alejando de las últimas!

Pfffff... pues ya estamos agotados, sin pilas y necesitamos vacaciones! Para colmo por la noche no las podemos recargar lo suficiente porque tenemos interrupciones publicitarias patrocinadas por el pequeñajo de la casa (a modo de lloro con un volumen dañino para el oído), tal y como os conté hace algún tiempo aquí


así vamos...

Cuando uno tiene un hijo va cansado (y piensa que no se puede ir más cansado), pero cuando tiene dos que no se llevan demasiado y hay que compaginarse hijos trabajos y tareas varias del hogar no es cansancio, no. Eso... no tiene nombre. Y no hablemos de la gente que tiene más de dos niños pequeños: Me parecen héroes por el mero hecho de estar vivos... 

Estamos en esa época en la que nunca sé qué contestar cuando me preguntan ¿Qué tal? Siempre dudo en responder el típico "bien, tirando", echarme a llorar al hombro del que me lo pregunta o usarlo de psicólogo explicándole nuestra fatigosa vida.

Por si fuera poco, el andar tan remotamente cansados lleva asociado consecuencias no del todo deseables, entre las que podemos encontrar el no ser ni durante 5 minutos al día una pareja, vivir siempre al filo del abismo del mal ambiente y la poca paciencia para gestionar las tareas como padres (bueno, y las de no padres también). 



¿Y cómo hemos llegado a esa situación? Bueno, básicamente teniendo dos hijos que no se llevan demasiado (3 años), pero también por tener los hijos que tenemos. Para lo bueno y para lo malo no nos han tocado dos 'trozos de carne' (en realidad ni siquiera uno); entre que la HermanaMayor es muy intensa en todos los sentidos (una de las principales características de una Alta Demanda), con una persistencia en todo que te hace llegar al límite (sobretodo mental) y que el pequeñajo se despierta un millón de veces como mínimo y no ayuda a descansar ni a desconectar vamos bien servidos. Al final la bola cada vez se hace más y más grande...

Tenemos bastante claro que esto es una etapa que hay que pasar y que poco podemos hacer para saltárnosla (o al menos eso creemos, si alguien nos puede orientar o se quiere quedar con los niños un fin de semana que nos lo diga :P), así que nada, este post es solo un chorreo de frases conectadas para desahogarme un poco y, con un poco de suerte, ver que no estamos solos en este mundo de padres  hechos polvo cansados.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Campaña #lohacesypunto

Ayer me enviaron a través de Whatsapp un vídeo al que añadieron el comentario ‘da que pensar’. Hoy, tras verlo y sin saber qué me iba a encontrar, no me queda otra que darle la razón a la persona que me lo dijo y quitarme el sombrero ante la magnífica campaña realizada por Eva Bailén y por cómo está enfocada. Os dejo con el vídeo (por favor, vedlo antes de seguir leyendo, son menos de 4 minutos):




¿Cómo se os ha quedado el cuerpo? A mi me ha tocado la fibra. No se puede negar que trata un tema del que empieza a hablarse últimamente y además lo hace de una forma totalmente inesperada. Lo más habitual es esperarse que al final del vídeo aparezca una mujer porque da la sensación que se habla sobre la carga de trabajo que muchas de ellas tienen, pero no… ni más ni menos se está explicando cómo puede llegar a ser una jornada normal para un niño.


¿Realmente son necesarios tantos deberes? Hay varios estudios que dicen que no, que no refuerzan los contenidos dados en clase y que lo que sí que consiguen es que el alumno se desmotive o que pueda ser causa de conflictos familiares ¿Esto quiere decir que nunca hay que hacer deberes? Por supuesto que no, no pasa nada si hay que acabar alguna tarea, hacer un trabajo o preparar un examen en casa, pero no perdamos de vista que son niños y que, por cosas como estas (y otras que luego comentaré), no tienen tiempo de ponerlo en práctica.

Por la edad de nuestros hijos (4 y 1), nosotros aún no estamos sufriendo esta situación, pero tenemos algunos amigos con hijos más mayores a los que, en primero de primaria, ya les ponen ‘una hora a la semana de deberes’ para que se vayan acostumbrando… acostumbrando a qué? Para mi es un tema importante que me preocupa y quiero que cuando mis hijos sean algo más mayores este tema esté, como mínimo, enfocado de otra forma; tal y como dice el vídeo, por muchos deberes que hagan nuestros hijos no están saliendo mejor preparados (los resultados de los informes PISA lo demuestran y el porcentaje de fracaso escolar también). Fijémonos en quién sí lo hace bien y por qué...

Por supuesto la falta de tiempo no la tienen solo los dichosos deberes; muchas veces nosotros, los padres, colaboramos a que no tengan ni un rato libre cuando los apuntamos a un deporte, a música y a inglés. Porque claro, queremos que estén muy bien preparados… pero no deberíamos querer también que tengan tiempo de jugar? O es que jugar es perder el tiempo?

Para acabar, si queréis apoyar la campaña de Eva Bailén por la racionalización de los deberes escolares en el sistema educativo español podéis hacerlo en la plataforma Change.org, clickando aquí.


jueves, 29 de octubre de 2015

Predicar con el ejemplo

Para nuestros pequeños somos su principal referente, pero creo que muchas veces se nos olvida. Es por eso que debemos intentar predicar con el ejemplo: Las normas y comportamientos que queremos inculcar en ellos las deben ver puestas en práctica en nosotros mismos.

Seguramente, si nos ponemos a analizar la manera en la que llevamos a cabo muchas de las cosas que les explicamos cómo hacerlas, nos daremos cuenta que no nos aplicamos el cuento y lo hacemos de otra forma. Esto les debe confundir, ¿no creéis? En sus pequeñas cabecitas deben aparecer preguntas del estilo a '¿Cómo puede ser que me digan que haga esto de esta manera pero luego ellos la hacen de otra?'. Si somos sus referentes (que lo somos, al menos durante los primeros años), hay que tener coherencia entre lo que se dice y lo que se hace ¿Qué pasa si no lo hacemos? Pues que al final todo quedará en nada y nuestros intentos por conseguir que los más pequeños de la casa hagan algo como 'se debe hacer' no servirán (y seguramente nos enfadaremos por ello, siendo la culpa nuestra).

No sirve de mucho decir a nuestros pequeños que no se pega y, cuando hacen algo mal, darles un cachete a tiempo (cosa inaceptable, por supuesto), así como tampoco damos mucho ejemplo si les decimos que no se grita o no se piden las cosas con exigencia pero luego nosotros lo hacemos con ellos (o con los demás).

Ejemplos como estos hay cientos: decirles que hay cruzar el semáforo cuando está verde para los peatones y no aplicarlo cuando no 'pasa ningún coche', ceder los asientos a las personas que lo requieren en los transportes públicos o ser solidarios y generosos. En el ámbito de la educación y la enseñanza, más de lo mismo: cómo vamos a potenciar que nuestros hijos lean si no nos ven coger un libro nunca?

No hay que olvidar, y esto también es muy importante, que también es aplicable a las emociones y al autocontrol; al final, ellos van a actuar en función de cómo nos vean reaccionar ante ciertas situaciones. Así pues, nos toca ser templados y controlados cuando tengamos a los niños delante... aunque en realidad podemos aprovechar para aplicarlo siempre, verdad?

Por supuesto cometemos (y cometeremos) errores, así que cuando nos demos cuenta (o nos hagan saber ellos mismos) que no estamos cumpliendo con lo que predicamos toca ser consecuentes y dar solución a lo que no estamos haciendo como es debido; de esta forma mataremos dos pájaros de un tiro: cumplimos nuestra misión como padres ‘ejemplo’ y hacemos algo como les explicamos.
¿Cómo lleváis eso de ser predicadores del ejemplo?

jueves, 22 de octubre de 2015

La lactancia materna, no siempre tan fácil

 
No hace mucho os hablé de que conseguir un embarazo no siempre es un camino de rosas (y por supuesto, muchos embarazos tampoco lo son). Otra de esas cosas que parece fácil y muchas veces no llega a serlo es la lactancia materna; hoy os voy a hablar de ello... un papá hablando de lactancia materna (y cada vez somos más, por suerte).
 
 
 
Nuestra primera experiencia no fue sencilla. Pensábamos que sabíamos lo suficiente como para tirarla adelante sin problemas, pero a los pocos días del nacimiento de la pequeña, en la primera revisión, algo no iba bien: Aún estaba lejos de recuperar el peso que tenía al nacer y saltaron las alertas en la consulta de la enfermera. Por suerte, un familiar nos recomendó visitar un pediatra especialista en lactancia materna: Luís Ruíz. Gracias a su experiencia y asesoramiento conseguimos que la lactancia fuera como tenía que ir; los problemas? Mala posición y frenillo corto del bebé. Si no nos hubieran recomendado ese médico, seguramente no estaría escribiendo este post.
 
 
Teniendo en cuenta nuestra propia experiencia y la de alguna gente cercana, creo que quedan muchas cosas que aclarar en este aspecto y, en los cursos de preparación al parto, deberían enseñarse cuáles son los problemas más comunes que pueden aparecer: La posición del bebé al mamar (ya que influye en la aparición de las dichosas y dolorosas grietas), la inclinación de la cabeza, la apertura de la boca, la frecuencia de las tomas o el posible frenillo corto. Si no se tiene solucion a estos problemas, el riesgo de abandono aumenta.
 
 
Los padres lo pasan muy mal en situaciones así; por si fuera poco, a veces también toca lidiar con comentarios como que “el bebé se va a poner enfermo”, “dale un biberón que es más fácil” y otros parecidos. Aquí es donde nuestro papel como papás se hace importante; si la madre está decidida a seguir con ello debemos dar apoyo incondicional y ayudar a gestionar torear estas situaciones para intentar evitar un fracaso de la lactancia materna.
 
 
Al final todo se resume en tener información y en hablar claro… no pintemos de color de rosa cosas que luego igual no lo son, porque después aparecen las decepciones.

martes, 13 de octubre de 2015

Amor de hermanos

 
Ser padres de dos pequeñajos no te deja ni un rato libre (no quiero ni pensar los que tienen más de dos!), vas de culo todo el día y muchas veces los nervios están a flor de piel preparados para hacer estallar nuestro pequeño universo y 'liarla parda' en cualquier momento.
 
No obstante, no todo es malo; ser padres de dos permite vivir situaciones en los que te derrites por momentos. Una de esas cosas, y para mi de las mejores, es lo que se llegan a querer entre ellos... y eso que solo hace un año que se conocen! Me encanta ver cómo al pequeñajo se le ilumina la cara y se le dibuja una inmensa sonrisa cuando aparece su hermana en escena o cuando le dice alguna chorrada... Solo con su presencia tiene la capacidad de hacerle salir de una situación de lloro desconsolado y transformarlo en sonrisas.
 
Dignas de mención son esas payasadas que le dedica la HermanaMayor al pequeñajo y que éste agradece con sonoras carcajadas, lo que hace que la protagonista de esa improvisada función se crezca aún más, y que el otro se ría más todavía... y al final, pierden el control y muchas veces necesitan de nuestra ayuda para salir de ese círculo vicioso, jajaja.
 
La devoción de la grande por el benjamín de la casa tampoco se queda corta; cuando lo ve tras estar un rato separados (esto es aplicable a cuando han pasado 5 minutos) parece que haga varios meses que no se ven: unos gritos, unos abrazos y una felicidad que muchas veces es excesiva y necesita de cierto control por nuestra parte tras los aspavientos del enano por intentar liberarse de esos abrazos de oso...
 
Ser padres de dos es cansado, agotador, estresante y en muchos momentos nos preguntamos cómo tuvimos la 'genial' idea de meternos en semejante berenjenal, pero cuando ves y disfrutas estas cosas se te olvida... y mola ser padres de dos.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Teoría vs. Práctica: Las amenazas

La teoría dice que las amenazas no deberían usarse para conseguir un fin, que es más conveniente utilizar otros métodos como por ejemplo la negociación. Esta afirmación tan sencilla parece muy fácil de aplicar, ¿verdad? Pues creo que no me quedo solo cuando digo que poner en práctica esa teoría en la vida diaria puede ser complicadísimo.

No sé si es lo que se nos ha inculcado desde bien pequeños (siendo víctimas de ellas), si es cosa del desespero al que se llega en determinados momentos y es una vía de escape rápida, o que no sabemos hacerlo de otra forma, pero en muchas ocasiones acabamos recurriendo a ellas. Demasiadas veces.


En nuestra experiencia personal con la HermanaMayor el modus operandi se repite con frecuencia: Comenzamos pidiéndole que haga algo; normalmente esa petición acaba perdida en el abismo de las peticiones perdidas, que suerte que es un abismo y es infinito, que sino ya lo tendríamos que haber ampliado. Es como si ya supiéramos que la primera vez que pedimos que haga algo es la de prueba, a ver si estamos bien afinados...

Como habitualmente no surte efecto acabamos pidiendo lo mismo varias veces explicándole por qué debe hacer ese algo. Alguna vez hay suerte y funciona (es un día para jugar a la lotería, estamos en racha) aunque lamentablemente no es lo normal. Cuando vemos que esto tampoco funciona, respiramos hondo varias veces y empezamos a probar otras cosas como puede ser negociar y/o chantajear. En no pocas muchas situaciones esto tampoco funciona y el ambiente se comienza tensar por momentos y acabamos... Amenazando: O haces esto, o pasará aquello otro: O recoges los juguetes o te los escondo, o te vistes o no ves la tele, o te metes en la ducha o...

Nada más soltar una amenaza se nos aparece el enanito que nos avisa de que esa no es la forma de hacer las cosas y que no hay que abusar de su utilización: Lo sabemos (la teoría es fácil), pero si todo lo que hemos probado anteriormente no funciona, qué más alternativas quedan? Para acabarlo de adornar, muchas veces el tiempo apremia (ir al colegio, ir a dormir, salir de casa...), la tensión aumenta y acabamos con los nervios nerviosos.

La mayoría de las veces esta técnica chapuza acaba funcionando pero no nos gusta usarla porque genera mal rollo. Tras la tempestad (es como acostumbra a venir acompañada la amenaza), y con la calma instaurada -temporalmente- en casa, le explicamos a la princesita cómo hemos llegado hasta ahí con la esperanza de que no vuelva a pasar... aunque sabemos que en no mucho estaremos en una situación similar.

Vosotros, ¿Cumplís la teoría como toca o acabáis sucumbiendo a la presión?

martes, 29 de septiembre de 2015

Despertares nocturnos 2.0: El retorno

Uno de los primeros posts que escribí fue sobre los despertares nocturnos (es éste)... y también es uno de los más leídos de todos los que he publicado. Está claro que es un tema que preocupa bastante, sobretodo a los padres novatillos. Ya cuando has pasado por esto una vez, te lo tomas de otra manera :P. Hoy me he decidido a hacer la versión 2.0 y explicaros nuestra nueva experiencia en este ámbito.

Justo cuando la HermanaMayor ya no se despertaba y parecía que íbamos a poder dormir noches enteras de forma habitual (tras 3 años sin hacerlo salvo contadas excepciones) no se nos ocurre otra cosa que tener otro hijo.

Hace pocos días que el enano cumplió su primer añito... y nosotros nos hemos cargado en la mochila del sueño perdido otra temporada más de dormir fatal. No tanto porque le cueste dormirse (como le pasaba a la mayor), sino por las veces que puede llegar a despertarse.

Sabemos que la teoría -y nuestra experiencia previa- dice que los despertares son habituales hasta los 3 años (la HermanaMayor lo cumplió a rajatabla). Si no ando equivocado, juraría que el pequeñajo no ha dormido una noche entera en su corta vida. De todas formas, no pasa nada! Nosotros no vamos a forzarlo, ni a hacer ninguna barbaridad, ni a practicar el método tortura Estivill, pero jolín, a nadie le amarga un dulce, no? Que si nos regala una noche entera no pasa nada!

Hasta hace no mucho, cuando se despertaba por la noche la única forma de calmarlo que existía era darle el pecho (yo no, su madre), y aunque no pasa nada por ello (acaba en nuestra cama la mayoría de las veces que nos reclama), la supermami ya estaba en plan mombie (definicion aquí) porque tranquilamente puede tener más de 3 despertares durante la noche. Ahora, por suerte, hemos conseguido que se calme si voy yo... pero no funciona siempre. Muchas veces llora durmiendo y basta con tocarlo o acariciarlo, otras con cogerlo y darle el chupete para que se calme, otras en darle agua... Cuando no sirve nada de esto, nos lo llevamos a la cama y la teta hace el resto ¿Para qué estar pasándolo mal cuando podríamos estar todos durmiendo?

Como poca cosa podemos hacer para cambiar esta situación y es el muchachito el que la debe arreglar, nos iremos a dormir cada noche deseando que sea esa en la que haga el cambio. Lo mismo nos sorprende y es hoy cuando nos regala una noche ‘del tirón’.

¿Cómo lleváis vosotros esas pausas entre vuestros felices sueños?
 

lunes, 21 de septiembre de 2015

Reencuentros


Hace poco más de una semana que volvimos de nuestro viaje en familia por Croacia y ya estamos completamente inmersos en la rutina diaria: los niños van al colegio (el pequeño ha empezado la guardería y la grande ya no hace siesta en el cole, ya os lo contaré en otro post), nosotros ya estamos trabajando y sin darnos cuenta, hemos vuelto al ritmo frenético de vida que habíamos dejado aparcado durante prácticamente un mes hasta hace pocos días; por si fuera poco, en breve tenemos dos fiestas de cumpleaños (los pequeñajos de casa son de septiembre), se nos avecina una boda de un familiar muy cercano... vamos, que no tenemos tiempo de aburrirnos!


Antes, durante y después de nuestro viaje en familia por tierras balcánicas hemos estado viviendo a un ritmo que nos ha venido muy bien: lo necesitábamos. Hemos ido bastante más relajados (aunque hayamos tenido nuestros momentos 'tensos', algo totalmente inevitable) y el no tener que estar tan pendiente del reloj hace que uno se tome las cosas de forma diferente. Los pequeños (y los mayores) hemos disfrutado mucho y se hacía cuesta arriba pensar que teníamos que volver a casa y encarar de nuevo esas temibles rutinas que nos hacen ir de bólido.


A pesar de no querer volver mientras estás de viaje, es curiosa la sensación de cuando ya estás volviendo; ahí ya quieres llegar cuanto antes a casa. Y es en ese momento cuando llega otra situación emocionante: el reencuentro con 'tus cosas'. Cuando abres la puerta de casa y aparece la gata a recibirnos (deseosa de que llegáramos aunque luego se arrepintiera ante el torbellino de felicidad de los pequeños), la ilusión de los peques al volver a ver sus juguetes, sus cuentos, dormir en tu cama...


Al llegar a casa cierras la puerta y piensas: 'Se acabó, parecía que no iban a llegar nunca las vacaciones y ya han pasado'. Hoy hace exactamente 10 días que salíamos de Dubrovnik de regreso a casa y tenemos la sensación que hemos vuelto hace meses, se ve todo muy lejano. 


Empezamos una nueva temporada en la que os seguiré explicando mis vivencias como padre, nuestras aventuras y desventuras familiares y todo lo que me pase por la cabeza.


¿Me acompañáis?

jueves, 20 de agosto de 2015

Cerrado por vacaciones!


Ahora me toca a mi. Tras ir viendo cómo muchos de mis compañeros blogueros y blogueras se iban descolgando con anuncios de cierre por vacaciones ha llegado el momento de que yo haga lo propio. 




Llega el momento de recuperar fuerzas (¡Cuánto lo necesitamos! este último año ha sido muuuuy cansado), de no madrugar (con el despertador... ya se encargaran los pequeños de despertarnos) y de acabar de pulir los últimos flecos de nuestro próximo viaje. Mientras esté por aquí iré apareciendo por las redes sociales; cuando nos vayamos de viaje, si queréis seguir mis andanzas en familia por Croacia, lo iré contando todo desde mi otro blog: 'Con peques se puede'.

No sé la fecha exacta de la reapertura del blog, aunque tengo bastante claro que no serán los primeros días de septiembre (básicamente porque no estamos); calculo que más bien será hacia mediados. Tras nuestra vuelta del viaje llegará una temporada muy ajetreada a nuestro entorno familiar: cumpleaños de los pequeñajos, una boda civil, una despedida, una boda, el inicio del curso escolar... uf, ya me estoy cansando solo de pensar en todo lo que se nos viene encima :P

Cuidad bien la blogosfera paternal, tanto la que lo hacéis escribiendo como los que lo hacéis dándole soporte, leyendo y comentando lo que estos locos padres explicamos de nuestros hijos. Os estaré vigilando!

Nos vemos a la vuelta.

viernes, 14 de agosto de 2015

Y al final... todo pasa

Vivimos en un día a día frenético desde que somos padres. Y desde que somos padres de dos, aún más. Si eres padre de hijo único tienes la sensación de que todo va muy rápido, pero puedes sufrir disfrutar muchas situaciones que protagonizan los más pequeños de la casa. Si eres padre de más de uno (supongo que la velocidad se acentúa exponencialmente cuantos más niños hay), el sufrimiento disfrute de estas situaciones parece que aún es más efímero.


Un día, de repente, te paras a pensar y te das cuenta que el bebé ya no vomita al comer o que hace muchos días que no babea. Otro día te percatas que el pequeñajo ya no necesita ayuda para mantenerse sentado e, incluso, se levanta solo cuando se cae hacia atrás o está tumbado, o que la torpeza (propia de su edad) que tenía cenando para coger la comida con sus diminutas manos ha pasado a ser una habilidad y una rapidez digna de admiración.


Muchas de estas situaciones ocurren prácticamente sin que uno se dé cuenta. El ritmo frenético que llevamos en nuestras vidas nos arrastra y algunas de esas cosas que hacen los bebés (y los no tan bebés) con el tiempo desaparecen. Es conveniente pararse un momento para darse cuenta de que esa niña que antes se despertaba mínimo una vez por noche ya ha dejado de hacerlo y ahora es muy raro que la escuches (qué rápido se acostumbra uno a que no haya despertares...), o que de repente, la ya no tan pequeña llega a un interruptor que antes no estaba a su alcance o es capaz de encender la ducha del vestuario del gimnasio cuando antes necesitaba nuestra ayuda.


Vivir esto es inevitable, pero desde que me he dado cuenta de lo rápido que pasa todo intento fijarme mucho en estas situaciones a las que no damos importancia y que nos enseñan cómo van avanzando nuestros pequeños en su vida.


Te animo a que observes a alguno de tus hijos en su día a día; verás como hace nada que algo que no podía hacer ya no es impedimento.

viernes, 7 de agosto de 2015

De embarazos frustrados o complicados

Hace pocos días se hizo público que Mark Zuckenberg va a convertirse en padre; lo normal sería que esa fuera la noticia. Sin embargo, llamaba la atención otro detalle: explicaba que, antes de producirse ese embarazo, habían sufrido 3 abortos naturales.

Hablar de un embarazo que no lleva a término parece un tema tabú y no debería ser así porque pasa más veces de las que nos imaginamos. Es por eso que me he decidido a hablar de nuestra experiencia.

Nosotros también tuvimos un embarazo que no fue bien, y el bueno tardó demasiado mucho en llegar. Todo sucedió en el año 2010, antes de que llegara a nuestras vidas la HermanaMayor. Nos pusimos en busca del bebé muy ilusionados y con muchas ganas (y quién no!). A los 4 meses el test daba positivo. ¡Casi ni nos lo podíamos creer! a nosotros?!??! A los 4 meses lo habíamos conseguido?!?!? Parecía imposible cuando la vida siempre nos ha puesto las cosas bastante difíciles… Estábamos encantados!

Por aquel entonces la supermami (aún sin ese título) no tenía mutua privada; somos férreos defensores de la sanidad pública y nuestra intención era la de hacerlo todo por la Seguridad Social. Eso implicaba que no íbamos a saber nada del estado hasta la primera ecografía, a los 3 meses. Tampoco debería haber problema, no? Estas cosas casi siempre iban bien, verdad? Por si fuera poco, la ilusión nos hizo ser incautos y antes de este control ya se lo habíamos dicho a los padres: Error.

El día de la primera ecografía, con los nervios propios de la situación pero muy ilusionados fuimos hacia el hospital. Cuando comenzaron a hacernos la ecografía, el semblante de la persona que nos la hacía cambió; llamó a alguien para que echara un vistazo: 'Algo no va bien', escuchamos decir. A partir de aquí nos quedamos un poco en shock: en la bolsa no había embrión.


Primer test positivo

Nos explicaron todo con mucho detalle y nos dieron las instrucciones a seguir: pocos días después le harían un legrado a la frustrada no-mamá.

Salimos del hospital completamente descolocados; eso no entraba en nuestros planes. No obstante, la vida seguía y había que mirar hacia delante. Lo volveríamos a probar.

Nos fuimos de viaje (ya estaba previsto) y continuamos con nuestra vida; a los dos meses aproximadamente (había que pasar una cuarentena tras la operación), volvíamos a emprender la búsqueda. Esta vez no íbamos a esperar a los 3 meses para la primera radiografía: cogimos una mutua privada.

La situación era algo diferente, había aparecido en la ecuación una presión que antes no teníamos. Una presión que no tenía sentido, porque nos la autoimponíamos nosotros, pero que ahí estaba dando por saco. Además, esperábamos que fuera más o menos igual de rápido que la vez anterior. De nuevo, error.

Los meses pasaban y la situación no cambiaba. A los 11 meses de estar probando me hice una prueba de fertilidad: mis bichitos no eran para llevarlos a una olimpiada, pero bueno, tampoco parecía haber más problema. Días después la súpermami se hizo un contraste (histerosalpingografia) para valorar posibles problemas. Esa era la última prueba a la que nos íbamos a someter; a partir de ese momento tocaría tratamiento de fertilidad o valorar otras opciones. Pero no hizo falta. Después de esa última prueba, y sin la presión autoimpuesta porque ya estábamos al final del camino, el milagro sucedió.

Tocaba esperar algunas semanas en las que pasamos muchos nervios antes de saber si todo estaba bien. Cuando fuimos a la primera ecografía (a las 7 – 8 semanas) lo primero que vimos es que en la bolsa había algo. Al poco, nos pusieron los latidos del corazón: Todo estaba correcto.


Todo bien! Por fin!


Un año para conseguirlo tras un intento fallido. Tiempo desde que nos pusimos a ello: 18 meses. El proceso de búsqueda del bebé fue muy duro psicológicamente y estuvimos tentados de tirar la toalla en más de una ocasión. Al final, como muchas veces en nuestra vida, las cosas se nos ponen más difíciles de la cuenta. Pero lo conseguimos.

No es cierto esa imagen que se da de que 'todo ha ido súper bien', 'nos quedamos a la primera' y es lo que quiero mostrar con este post. No sé bien por qué pero muchas veces no se explica que no todo es tan bonito, y al igual que otras cosas, hay que enseñar las dos caras de la moneda, ¿verdad?

viernes, 31 de julio de 2015

Cenas de alta tensión

Sabíamos que íbamos a pasar por algunos momentos 'tensos' con dos pequeños en casa; lo que no nos imaginábamos era que los íbamos a vivir a diario... en las cenas.

¿Verdad que nos ponemos guapos para cenar? :P



Desde que tenemos hijos siempre hemos intentado que la cena sea de la misma forma: todos juntos, sin tele, sin móvil y sin molestias externas (si vale, algún fin de semana nos lo saltamos para cenar viendo alguna serie en pareja...). Es la única comida que hacemos juntos y -se supone- debería ser un momento de concordia y bienestar. Pues no.

Por un lado tenemos al pequeñajo de la casa: Al contrario que su hermana mayor, no es muy flexible en cuestión de horarios y hemos de cumplir los que nos marca.  Saltárselos implica consecuencias como que esté echo polvo y acabe no cenando, que se ponga a llorar a la mínima o, lo que le ha dado por hacer ahora, que grite (fuerte!).

Por el otro tenemos a la HermanaMayor, de la que se supone teníamos superado el trauma tema de las cenas tras un periodo convulso hace algunos meses, pero no, ha vuelto. Fue un espejismo.

Con el pequeño poco podemos hacer: intentar que descanse algo más por la tarde y/o cumplir fielmente los horarios; respecto a la mayor, nos sabemos la teoría al dedillo: que no hay que obligarla, que coma lo que quiera, que no hay que amenazar, bla bla bla. Todo esto es la teoría, pero cómo gestionas esa teoría cuando todas las noches es igual? Evidentemente, un día se puede ir a dormir sin cenar porque no le venga de gusto, esté cansada o lo que sea; lo que no nos acaba de parecer del todo correcto es que adopte esa actitud como algo normal y no quiera cenar ningún día... 

No hace mucho llegamos a la conclusión de que esas situaciones no debían ponernos continuar porque al final se respira un ambiente horrible. Si no quieren cenar, que no cenen. Con el pequeñajo no nos preocupamos en exceso porque habitualmente come bien y aún toma pecho. Con la grande ponemos un temporizador (muuuuy generoso y que a veces va acumulando tiempo en vez de restarlo) y, si llegado el momento no ha acabado, se lo guardamos para el día siguiente. Todo sea por intentar evitar los malos rollos en la cena y establecer un poco de orden.



Tiempo para cenar: 30 minutos (más propina)


Juntando los gritos de uno y las distracciones, despistes, encantamientos y quejidos de la otra, echamos un poco de menos la paz y armonía de la que deberíamos estar disfrutando durante la cena, ese momento que hemos decidido que sea solo familiar, sin interrupciones.

¿Vosotros vivís alguna situación parecida a esta o vivís en nubes de algodón, todo es maravilloso y me vais a dar envidia?

Ojo! Que no son todas las noches así... a veces se alinean los astros y conseguimos que el pequeñajo cene contento y que la HermanaMayor esté de buenas y cene en un santiamén y entonces, sí, aparece la concordia familiar y en lugar de gritos de uno, quejidos de la otra, comentarios de los padres (te vas a ir a dormir sin cenar...), se escuchan risas, se explican cosas del día y todo es de color de rosa. Podría ser siempre así, no?


jueves, 23 de julio de 2015

Desplazamiento misterioso

No sé si habéis escuchado hablar alguna vez de unas rocas de más de 100 kgs que hay en un lugar llamado "El valle de la muerte" en Estados Unidos. Se trataba de un completo misterio para la comunidad científica (ya destapado, aquí su explicación) en el que estas pesadas moles de piedra se desplazaban de una forma totalmente desconocida; nadie era capaz de dar una explicación lógica e incluso se hablaban de influencias extraterrestres.




El desplazamiento del pequeñajo de la casa viene a ser como el de una roca de este valle: Aparentemente no se desplaza. No obstante, si lo dejamos en un lugar, cuando nos damos cuenta está bastante lejos de él... ¿Y cómo lo hace? ¿Influencias extraterrestres? ¿Congelación del suelo y desplazamiento, como las rocas?

Ya hace un tiempo que habíamos percibido ciertos avances en el control de su cuerpo, como dar vueltas al estilo peonza (ahora que están de moda) para intentar conseguir cosas de su entorno más cercano, pero no era capaz de moverse del sitio. Al menos voluntariamente.

Eso de no moverse le enfadaba, y mucho. Se frustraba enormemente cuando no podía perseguir al gato, cuando no podía ir detrás nuestro si salíamos de la habitación o cuando no podía ir a buscar un juguete rodante de esos que gritan como si estuvieran poseídos.

Como la fe mueve montañas (o piedras), finalmente el muchacho encontró su forma de desplazarse... y al principio era todo un misterio para nosotros, que seguíamos viendo que parecía que se iba a arrancar a gatear pero no lo acababa de hacer. Tras instalar cámaras de videovigilancia, sensores de movimiento y contratar los mismos científicos que descubrieron cómo se movían las dichosas rocas (o no), acabamos averiguando cómo lo hacía. Y no es fácil de explicar: estando sentado, hace un amago de tirarse hacia delante, parece que se va a poner de rodillas, pero no, avanza un poco una de las dos piernecitas y vuelve a la posición inicial, y así va haciendo, cada vez con más soltura y rapidez.

Se acabaron los momentos de lo dejo ahí un momento, con cuatro juguetes alrededor mientras hago alguna faenilla de casa; ahora lo dejas y cuando te giras ya no está. Lo más probable es que esté investigando (ya ha tenido algún incidente en los dedos) y que cuando se dé cuenta que lo estamos mirando se ponga a reir todo contento y orgulloso de haber puesto culo en polvorosa.

Nosotros también hemos resuelto el misterio del desplazamiento, y al final no era para tanto; cada uno encuentra su manera de hacer las cosas y no siempre tiene que ser la más tradicional. De hecho, su hermana mayor tampoco fue muy ortodoxa con lo del gatear, y se recorría el piso arrastrando el culo...

¿Los vuestros son de gateo 'tradicional' o tienen una versión propia?

Qué divertido es todo esto! :D

jueves, 9 de julio de 2015

¿Dos hijos dan el doble de trabajo que uno?

De aquí a poco más de dos meses hará ya un año que somos papás de dos... El tiempo pasa rapidísimo y muchas veces parece que no da tiempo a disfrutar de determinadas situaciones porque vamos tan de bólido que, cuando te das cuenta, algunas ya han pasado... Dicen que la manera de hacer que el tiempo no pase tan rápido es ir cambiando las rutinas, pero con dos niños pequeños eso se complica.

Muchas veces me he hecho la pregunta que da título a este post: ¿Dos hijos dan el doble de trabajo que uno? Después de haber pasado estos meses, creo que la respuesta es NO.

Evidentemente tenemos poco tiempo libre y vamos bastante de culo, sobretodo porque ahora hay que tener en cuenta dos ritmos: El de la hermanamayor, que aguanta lo que le echen (o no tanto) y el enano, que como se salte una siesta o cene algo más tarde de su hora nos lía el espectáculo. 

Queramos o no, el ritmo de vivir con niños pequeños en casa ya lo tenemos; pocas cosas son totalmente nuevas y la mayoría de situaciones son un poco continuar con la inercia que llevamos desde la llegada a nuestras vidas de un bebé, hace ya casi 4 años.

Tenemos muy por la mano determinadas tareas, y ahora lo único que hemos tenido que hacer con la llegada del último miembro de la familia ha sido incorporarlo a ellas. Por ejemplo, antes bañábamos a una niña sola; ahora los bañamos a los dos a la vez ¿Se tarda el doble? Por supuesto que no. Antes teníamos que dar la cena a una personita; ahora una cena sola (ejem) y al otro se la damos mientras la grande está en ello. Y así con muchas cosas más de nuestro interesantísimo día a día.

No obstante, esto no quita que no tengamos prácticamente ni un minuto libre hasta que se acuestan ni que consigamos salir de casa a una hora razonable cuando tenemos que ir a algún sitio, pero tampoco hemos duplicado tiempos :P

Nos hemos dado cuenta de otra cosa: Hay alguien que tira mucho del carro y hace que el tiempo pase aún más rápido; la princesa de la casa desprende energía por los cuatro costados y entre la atención que reclama (que se ha visto incrementada aunque no pareciera posible) desde que está su hermanito y que no podemos (ni queremos) dejar de hacer cosas para ella por ser la hermanamayor, el pequeñajo va a remolque... Pero no, no es el doble de trabajo.

¿O sí?

¿Qué opináis aquellos que tenéis más de un hijo? ¿Y los que no, es creíble lo que digo? :P

viernes, 3 de julio de 2015

Los niños y los animales

Poco antes de casarnos nos rondaba por la cabeza tener un animal de compañía... valoramos las diferentes opciones y lo que más nos encajaba era un gato. Un día, mientras estábamos en casa de un familiar de la supermami, nos regalaron un gatito que tenía apenas 3 semanas.


Así era a los pocos días de llegar a casa

Nos lo llevamos a casa y aquí sigue, 9 años después (y todo ello habiendo descubierto la mami que es muy alérgica a los gatos... ). No somos capaces de quitárnoslo de encima por eso; tomando determinadas precauciones es suficiente.

El tiempo fue pasando y llegó la HermanaMayor (por aquel entonces, hija única y princesa de la casa). Como la gata formaba parte de nuestra familia, seguimos los rituales recomendados para 'prepararla' para la llegada del bebé (aquí unos ejemplos); no sé si lo sabéis, pero los gatos, a diferencia de los perros, muchas veces no son amigos de los niños... La adaptación de la gata (el bebé pobre ni se enteraba) consistía en mirarla durante horas y venir a maullarnos si la escuchaba llorar. Yo creo que pensaba qué era eso tan pequeño que solo lloraba :P

Con el enano la cosa ha sido algo diferente. Digamos que la gata ya estaba 'curada de espanto' y ha pasado bastante de él; ella es feliz poniéndose en mi tripa por las noches y tomando el sol en la terraza.

Cuando los dos pequeñajos, cada uno en su momento, fueron tomando consciencia del mundo que les rodeaba, hubo un momento en que la descubrieron: una bola de pelo que se movía! Qué divertido!

Con la HermanaMayor ya nos queda algo lejos el recuerdo de sus interacciones diarias, aunque se han quedado algunas imágenes grabadas; siempre nos acordamos de una vez, cuando faltaba poco para que cumpliera un año, que la gata estaba en su camita al pie del sofá y la pequeñaja se puso a su lado y, ni corta ni perezosa empezó a acariciarla (le metía unos buenos tortazos) diciéndole BAAAAAAPA (guapa); la gata aguantaba el chaparrón con cara de resignación...


Jugando con la gata... creo que ella no se divertía tanto

Lo que estamos viviendo ahora con intensidad es la pasión que siente el enano por la gata; ya puede estar llorando, entretenido, con la mama o con el papa, que como la vea se pone frenético, a reir y a gritarle y ya no existe nada más en el mundo. La otra hace como si no lo oye... Siempre digo, medio broma, medio en serio, que el ránking de preferidos del enano es: Gata, mama, hermana y luego ya si eso, yo :P.


Aprovechando que no está la dueña...

Hay numerosos estudios que dicen que vivir con animales es muy beneficioso para los niños pequeños (ejemplo); a mi no me hace falta ningún estudio; solo tengo que ver a los dos pequeñajos como disfrutan y tratan a la gata (trato fantástico que normalmente es correspondido con un golpe con la pata -déjame-, un minimordisquito inofensivo -déjameeeee- o una huida por la tangente cuando se ve acorralada).


Qué vida más dura

También he escuchado alguna vez que hay gente que se quita los animales de encima cuando van a entrar niños pequeños en casa por miedo a parásitos, enfermedades o posibles peligros (los gatos incluso durante el embarazo por el riesgo de toxoplasmosis); no creo que tengan razón de ser. Muchos estudios también demuestran que los niños que viven con animales son menos alérgicos (ejemplo 1 y ejemplo 2) y, salvo contadas excepciones de especies peligrosas, los animales son lo suficientemente listos como para saber que tienen delante un minihumano al que no deben hacerle daño.

Nuestra gata, pese a no ser amiga de nuestros hijos, los defiende y se preocupa por ellos: viene si los oye llorar mucho o nos viene a avisar si ve que no los atendemos... Es un ni contigo ni sin ti.

¿Vosotros tenéis animales? ¿Qué haríais si vuestros hijos os pidieran uno?

Por cierto, a que es bonica nuestra gata? :)






jueves, 25 de junio de 2015

BAF15 - Bloggers & Family: La crónica

Llego tarde, pero llego... Aquí os dejo por fin mi crónica de lo que para mi fue el estreno en un 'evento blogger' (y para toda la familia un finde fantástico!).

El fin de semana del 16 y 17 de mayo, en las instalaciones del CREC (espacio de coworking de Barcelona) se celebraba la tercera edición del que tengo la sensación ya se ha convertido en un clásico de los eventos para bloggers (o no) en el país, con gente venida de muchos lugares de España.

Mi crónica no va a ser detallista a nivel de todo lo que había por varias razones: Por un lado, hay otras bloggers (creo que no hay ninguno masculino :P) que han hecho unas crónicas extensísimas y detalladísimas y no me veo capaz de quedar a la altura (tampoco veo muy útil explicar más de lo mismo); por otro lado, por una cuestión de tiempo: había tantísimas cosas y participó tanta gente que tardaría mucho en escribir este post, y no quiero retrasarme más en su publicación.

Así pues, esta crónica va a estar enfocada principalmente en las actividades que tanto yo como el resto de mi familia hicimos.

Entrada

El sábado 16 llegamos al CREC a eso de las 12.00 del medio día... como es habitual en nosotros más tarde de lo que pensábamos (aún no nos hacemos con esto de ir con dos pequeñajos; casi nunca conseguimos cumplir los horarios que nos planificamos :P). Nos acreditamos (y nos dieron fantásticos regalitos) y entramos al recinto. En la parte izquierda de la gran sala, la zona infantil y de talleres, en la parte derecha, la zona pop-up con diferentes marcas presentando sus productos. El recinto se completaba con las dos salas en las que se hacían las charlas y talleres y una zona chill-out.

Foto Call

Una vez nos dimos una vuelta y nos aclimatamos, no había tiempo que perder en comenzar a hacer actividades. La primera actividad en la que participó la HermanaMayor fueron los cuentos que explicaba La maleta de lili. La pequeñaja necesita su tiempo de adaptación cuando va a sitios nuevos, así que el empezar escuchando cuentos fue una manera fantástica para conseguirlo. Creo que hay gente que tiene una especie de don para explicar cuentos, y Lili es una de ellas.


Lili explicando cuentos

Una vez acabaron los cuentos, y esperando a que empezara el taller exclusivo para bloggers de The Handy Books, nos fue muy bien el espacio habilitado con muebles de IKEA para dibujar un rato.


Dibujando

Al ir con dos niños (uno de ellos bastante pequeño), había cosas en las que nos teníamos que repartir, así que el taller lo realizaron la Súpermami y la HermanaMayor. Mientras, yo me quedaba con el pequeñajo echando un vistazo a los talleres que se iban haciendo y visitando los stands de las diferentes marcas presentes en la zona pop-up.


En la sala de arriba charlas, y en la de abajo, talleres...

El taller les encantó tanto a la madre como a la hija y salieron contentísimas con un pez globo y un libro para realizar más elementos del fondo marino. Para nosotros han sido un gran descubrimiento y ya tenemos en mente muchas cosas a hacer gracias a ellos.


Haciendo un pez globo con The Handy Books

Al finalizar el taller nos fuimos a buscar un sitio para comer por la zona. El Crec se encuentra en el barrio del Poble-Sec y muy cerca hay una zona de bares que hacen difícil escoger un sitio para comer de tantos que hay...

Por la tarde, según el planning, había previstos algunos talleres, pero por falta de inscritos, la mayoría de ellos fueron cancelados y sustituidos por otras actividades. Comenzamos la tarde asistiendo a una nueva charla (por parte de la mami): Rabietas infantiles, por Viviendo con peques. Quienes sigáis el blog veréis muy lógico que asistiéramos a una charla de este tipo :P. Fue muy instructiva y nos dio muchas ideas que desde entonces llevamos a cabo; pese a que la mayoría conocemos la teoría para gestionar estas situaciones, el día a día a veces nos desvía de ella y charlas de este tipo ayudan a resituarse, a la par de aprender nuevas cosas.

Zona de talleres

Mientras tanto, y aprovechando que el enano se estaba echando la siesta en su cochecito, la HermanaMayor y yo estuvimos viendo cuentos e hicimos un memo (juego de buscar las parejas) con la gente de Just for you kids (otro exitazo este juego!). 


Haciendo un memo único!

Con la charla de las rabietas ya concluida, me tocaba a mi asistir a una interesantísima charla: Blogs, leyes y viceversa, por María González, más conocida como Ablogada. Fue una charla divertidísima a la vez de muy interesante y participativa. Aún tengo pendiente ponerme a hacer los deberes con el blog de las cosas importantes que salieron de ella...


Zona de juegos infantiles


Mientras yo estaba en la charla, el resto de la familia seguía haciendo actividades, como dibujar en el stand de la Fundació Pere Tarrés o jugar en la zona infantil que la gente de Hero baby había montado para la diversión de los más pequeños.


El domingo comenzaba con la intención de ir al concierto de Inmaculada Balsells en el que se intenta hacer del propio concierto una experiencia cultural completa, con bailes, pinturas, etc e interacción con la familia. La realidad fue que llegamos prácticamente cuando estaba a punto de acabar: Una retención digna de un lunes cualquiera entrando a Barcelona (siendo domingo) y una dificultad para aparcar más elevada de lo previsto nos retrasaron bastante.


Zona pop-up

La mañana transcurrió de forma mucho más tranquila que el día anterior, disfrutando más en familia de las actividades que quedaban como por ejemplo plantar una lechuga con Granja d'aventura park, hacer un marco de fotos con Me & Mine, seguir disfrutando de la zona de juegos de Hero Baby o repetir la foto que nos hicieron por parte de Viuphoto (la repetimos porque el sábado la hicimos solo al pequeñajo y pensamos que era mejor hacerla en conjunto :P).


El pequeñajo disfrutando en su mundo...

Después de comer nos quedamos al improvisado cuentacuentos por parte de Carlos Escudero (Un papá como Vader), que para nosotros fue la última actividad que hicimos en el BAF.

¿Conclusiones? El año que viene volvemos, sin duda... Y no hace falta ser blogger para ir, que quede bien claro. Es un evento familiar en el que todos nos lo pasamos muy bien y que está abierto para todo aquel que quiera hacer algo diferente y conocer gente nueva.

Por mi parte, desvirtualicé a unos cuantos conocidos en el mundo 2.0, lo que para mi ya hizo que valiera la pena asistir.

Me gustaría agradecer a las marcas los detalles que tuvieron con los bloggers (a destacar Cola Cao, Boolino Books, The Handy Books, Viuphoto) así como a las demás marcas presentes, sobretodo Font Vella, Danone y Hero, por dejar barra libre de aguas, yogures y zumos para los pequeños (y no tanto).

Para finalizar, felicitar a la organización por lo bien montado que estuvo todo y por lo atentos que fueron durante el fin de semana (no haremos caso de esos pequeños descuadres horarios :P). Por mi parte solo encontré una cosa que igual sí que se puede mejorar, y lo planteo aquí humildemente: Encontramos el domingo algo flojo. Sí que es cierto que mucha gente era de fuera y a medio día la mayoría ya se marchaba, pero los que éramos de cerca echamos en falta algo más de movimiento, incluso por la mañana... sé que igual no tiene solución (y sería comprensible), pero ha sido una de las pocas pegas que les he podido encontrar. Otra cosa a tener en cuenta es que igual se les está empezando a quedar pequeño el Crec... (lo que creo que es una buena señal para los organizadores ;)).

Chicos y chicas, nos vemos en el próximo BAF.

P.D.: Disculpad si me dejo marcas y colaboradores por mencionar... pero se me hace difícil controlaros a todos!

miércoles, 17 de junio de 2015

La ronda nocturna

Desde que tengo los dos blogs (¿No sabes que tengo dos? Uno es en el que estás y el otro lo puedes consultar aquí) me voy a dormir tarde: El trabajo, las cuestiones diarias de casa y los dos mocosos que ocupan nuestras vidas no dejan mucho más tiempo que el rato de después de cenar para dedicar a escribir algunas líneas.

Tras cenar, acostar a los pequeñajos (unos antes que otros) y recoger los bártulos de la batalla campal (también llamada cena), llega el momento de la calma. Se agradece después de los intensos días en los que vivimos.

La mayoría de los días al poco rato de acabar las tareas la supermami también se va a dormir (madruga mucho!), así que nos quedamos a solas la gata (que está deseando que me siente en el sofá para echarse encima mío) y yo, portátil mediante.

Todo queda en silencio. A veces ese silencio se rompe por algún despertar incómodo del más pequeño de la casa. Yo voy haciendo, hasta que el cuerpo dice basta (y acabo encontrando frases ininteligibles escritas con los ojos cerrados) o hasta que la mente me obliga a dejarlo estar e ir a descansar (no te obsesiones, nunca vas a acabar lo que tienes pendiente, me digo a mi mismo).

Es en ese momento en el que llega lo que me gusta llamar 'La ronda nocturna'. Tras apagar los trastos me dirijo hacia la cocina apagando todas las luces que voy dejando atrás. Traguito de agua (fresca, siempre fresca) y, con la única iluminación de la linterna del móvil, subo las escaleras.

Primera parada: La habitación del enano. Si todo está en orden, me lo encontraré en su habitación; un día estará boca arriba, otro día boca abajo y otro día de lado: se mueve mucho (dicen que como su padre). Siempre, no obstante, con la carita de paz que un padre podría quedarse horas mirando... Acabo la primera parada arropando al pequeñajo si la temperatura lo requiere (no me lo he encontrado nunca tapado :P).

Segunda parada: La habitación de la #HermanaMayor. Otra 'marchosa' en la cama que me puedo encontrar en cualquier posición. No es raro verla en horizontal, con las piernas colgando (o la cabeza alguna vez) e incluso del revés; es sorprendente, hace poco más de dos horas que se ha ido a dormir y ya ha hecho unos cuantos largos... no me extraña que en alguna ocasión se haya caído de la cama. Para evitar riesgos, la devuelvo a su posición tradicional intentando que no se asuste y la arropo. shhhh...

Parada final: La súpermami, si no tiene la visita del pequeñajo porque estaba inquieto, me la encontraré normalmente en la misma posición que siempre; ella no se mueve tanto :P. Si hemos tenido visita en la cama y el visitante está durmiendo, me llevaré al pequeñajo a su cama; con lo que se mueve, todos descansamos mejor si cada uno está en su cama (aunque no nos importa que nos haga compañía).

Me estiro, apago la linterna del móvil.

Buenas noches, me voy a hacer la ronda nocturna ;)