miércoles, 27 de abril de 2016

#ElTemadelaSemana: El mejor momento del día

Ya está, los dos en la bañera. Muy posiblemente me haya costado mucho llegar a esta situación, pero a partir de ahora comienzan unos minutos de distracción en los que no miramos el reloj, en los que los dos juegan juntos y yo estoy con ellos, bañando primero a uno y luego a la otra. Un momento en el que yo también juego con ellos, en el que les echo agua, en el que cantamos alguna de las canciones que suenan de fondo.

Es un momento en el que desaparecen los malos rollos. Es un momento en el que desaparecen los nervios. Es un momento en el que desaparece el estrés del día.  Es un momento en el que aparecen las risas, los gritos, los chapoteos y el salir empapado del baño.

Un momento en el que nos divertimos juntos.


Ese es, para mi, el mejor momento del día.

#ElTemaDeLaSemana es una iniciativa nacida de los @PapásBlogueros para toda la blogosfera. Queremos saber un poco más de ti, y que sepáis más de cada uno de nosotros. Por eso propondremos un tema semanal sobre el que reflexionar brevemente en nuestros respectivos blogs y compartiéndolo en este carrousel para llegar a todas y todos.








viernes, 22 de abril de 2016

¿Mentimos a nuestros hijos?

No te podemos ir a la feria, ya no funciona / la han quitado.

La televisión ya no funciona, no la podemos ver. 

¿Que dónde están las chuches? Lo siento, se han acabado. 

No te puedo comprar X, no tenemos dinero. 


¿Quién no ha utilizado estas tácticas para evitar determinadas situaciones que no nos van bien o que consideramos que no tocan? Me da a mi que en mayor o menor medida, las hemos utilizado todos.



A nosotros no nos gusta utilizarlas e intentamos no hacerlo (nos gusta complicarnos la vida, somos así), aunque nos volvemos a encontrar con una de esas actitudes tan normalizadas en nuestra sociedad en las que caemos a veces sin darnos cuenta.

En estas situaciones volvemos a aplicar la que viene siendo una de nuestras principales máximas: el sentido común. Si no queremos que nuestros hijos mientan, no somos muy buen ejemplo haciéndolo nosotros mismos con ellos. En más de una ocasión estas mentiras piadosas van a acabar siendo descubiertas, y a ver cómo se sale de ella de una forma decente creíble... Para nosotros lo mejor evitar estos malos tragos, de verdad; es más conveniente que perdamos varios minutos explicando a nuestro hijo o hija cuáles son las verdaderas razones por las que no se puede hacer lo que el pequeño o la pequeña quieren. Muchas veces no las entenderán, otras no las compartirán (seguramente las que más) y algunas veces, como si fuera un milagro, la explicación será aceptada sin mayores consecuencias. Además, es posible que poco a poco consigamos que estas últimas vayan ganando terreno a las demás y acaben compitiendo con las otras en igualdad de condiciones (no, no desaparecerán por completo porque, no lo olvidemos, son niños…).

Echo la vista atrás y veo que nosotros también las hemos usado (y las usaremos, me temo); ¿Comodidad para no perder el tiempo explicando? ¿Salida fácil al saber que lo que vamos a explicar seguramente no se va a entender? ¿Ganas de evitar un berrinche conflicto? ¿Ahora no me puedo parar a explicárselo? Son muchas las razones que nos llevan a utilizar estas mentiras triquiñuelas y son mucho más fáciles que una explicación detallada. ¿Que no es tan cómodo? Seguramente, pero vale la pena. Es una buena inversión porque luego ellos también la pondrán en práctica con nosotros (y con los demás).

¿Qué opináis al respecto? ¿De repente la tele no funciona o se ha acabado algo que les gusta mucho o le dedicáis un ratazo momento a explicarlo cómo manda la ‘teoría’?

miércoles, 20 de abril de 2016

Harry Pater y el pañal filosofal


Se acerca el día del libro y como muchas veces vamos perdidos en qué regalar siempre es una buena opción tener recomendaciones literarias. Desde hace algunas semanas me estoy leyendo el simpático libro de Martín Piñol (@martinpinol), Harry Páter y el Pañal Filosofal.


Martín Piñol se basa en su propia experiencia para explicar a los futuros o recientes padres sobre lo que implica estar en el camino de serlo… Tenía bastante claro cómo lo quería contar y se nota en el libro: va básicamente dirigido a la parte ‘débil’ del proceso (los hombres), aunque por supuesto, las mujeres también sonreirán con su lectura.

No os esperéis un libro profundo y denso; es justamente lo contrario: ameno y muy fácil de leer. Con un estilo muy ‘de la calle’, aborda los típicos temas que preocupan a los futuros padres o a los que lo acaban de ser. El libro pretende ser (y lo es) una guía totalmente diferente a las que existen en el mercado, que acostumbran a ser bastante serias y, muchas de ellas, técnicas.
Todo está explicado en un tono humorístico y con unas fantásticas ilustraciones que acompañan al texto, muchas veces de temática friki.

En el libro transcurre un año de la vida del protagonista y está estructurado por trimestres; los tres del embarazo y el primero desde que en la familia hay uno más. Los capítulos son muy cortitos y es ideal para leer cuando se tiene un ratillo y se quiere desconectar. Además, incluyen algunas buenas guía que ayudan mucho en determinadas situaciones, como puede ser el papeleo a realizar o cosas para comprar.

Si queréis haceros con él, os dejo el enlace de amazon aquí (tapa blanda) o aquí (ebook).

jueves, 14 de abril de 2016

¡Que viene el lobo!


No te acerques a ese perro que muerde

Pórtate bien (¿?) que el policía se enfadará

Duérmete o vendrá el hombre del saco


Y así podría seguir con unas cuantas más… Luego los pequeños de la casa tienen miedo y nos sorprendemos.






¿Hacemos a nuestros hijos miedosos? Pues muy posiblemente tengamos algo que ver en que lo sean. Algo en su ADN ya va incluido, porque tal y como vemos en el HermanoMenor, el pobre es un ‘cagao’. Nosotros no somos de los que decimos las frases con las que empezaba este post, pero tiene pánico a ciertas cosas (algunas bastante incomprensibles :P). Os dejo una pequeña lista:

  • Los paraguas
  • El ruido de la tele cuando no tiene canal
  • Un pequeño dron que tenemos (llega a temblar de pánico)
  • Una hucha de la que sale un gatito para coger las monedas (aunque parece que lo va superando).

La hucha terrorífica


Os imagináis que encima le dijéramos frases como las que he ilustrado al principio? Madre mía, lo tendríamos que meter en una burbuja… Lo que tenemos que hacer es fomentar su autoconfianza y hacerles valorar el riesgo/peligro de ciertas cosas para que, con el tiempo, sean capaces de gestionarlo de la mejor forma posible.


Hoy en día aún se escuchan muchos comentarios de esta ‘educación con miedo’, y lo mejor de todo es que algunos de los que la practican luego dicen que sus hijos tienen miedo. Por ejemplo, si les dices “No toques a ese perro que te morderá”, no es lo más logico del mundo que ese niño o niña tenga miedo a los animales? No olvidemos que nosotros, los padres, somos su principal referencia y las personas en las que más confían (sobretodo en determinadas edades). Si nuestra mayor referencia nos alerta sobre no tocar a un perro porque muerden, lo más probable es que sea verdad y lo mejor será no acercarse…


No grites/corras/juegues/<loquesea> que el policía se enfadará; veis correcto que nuestros hijos tengan miedo a determinados colectivos que en un momento puntual nos pueden ser de mucha ayuda? Si les hacemos coger miedo de la policía (o a los médicos, de los que también se oyen cosas) cómo vamos a pretender que recurran a ellos si algún día los necesitan por algo (por ejemplo, si se pierden?).


Eduquemos en positivo, al final es lo más sencillo! A veces nos implica un esfuerzo extra porque muchos de nosotros hemos sido educados de esta manera pero que se haya hecho siempre no quiere decir que esté bien hecho...

miércoles, 6 de abril de 2016

Me encanta...

Situación: cena de domingo por la noche en la cocina, como prácticamente cada día. El pequeño se acaba de tirar la sopa por encima y lo hemos tenido que cambiar entero; la HermanaMayor haciéndose de rogar para que se siente a la mesa (bastante habitual también). Música de fondo, hoy una lista llamada ‘Sin estrés’.



De repente durante la cena, no sé por qué, me pongo a analizar mentalmente a los que estamos en la mesa:

Primero el HermanoMenor, ese pillín, que aunque solo dice algunas palabras sueltas ya lo entiende todo, es un buen elemento… Me encanta cuando le dices que haga algo y le da vergüenza. Me encanta cuando le pides que te dé algo que le gusta mucho y te suelta un NO! (es la palabra que más domina). Me encanta cuando imita a su hermana en TODO lo que hace. Me encanta cuando le damos algo a él y nos señala a su hermana para que también le demos a ella. Me encanta cuando te mira al final del pasillo y sale corriendo para que lo persigas. Me encanta cuando le dices ‘vamos a la calle’ y coge cualquier cosa que tenga ruedas para llevárselo. Me encanta que se haga entender aunque no hable. Me encanta que me busque.

Le sigue la HermanaMayor, respondona, cuadriculada y listilla aunque inocente y buenaza, encandila a cualquiera… Me encanta poder mantener una conversación con ella. Me encanta que de repente empiece a hablar de algo que no tiene nada que ver con el momento. Me encanta que nos ‘dé lecciones’. Me encanta verla disfrutar en la piscina. Me encanta ver cómo se le ilumina la cara cuando le das una sorpresa. Me encanta lo mucho que quiere a la gente de su entorno. Me encanta lo mucho que quiere a su hermano. Me encanta bailar con ella. Me encanta leerle cuentos. Me encanta su expresividad.

Ya por último, la SuperMami, una mamá -cansada- agotada deseosa de tener un momento libre para ella sola pero que luego se puede sentir culpable mientras lo está disfrutando… Me encanta ver cómo quiere a sus hijos. Me encanta ser su cojín. Me encanta masajearle los pies. Me encanta que me moleste. Me duele encanta que me haga de esteticista. Me encanta la complicidad que tenemos. Me encanta que me llame al trabajo para... nada en especial. Me encanta preparar viajes con ella. Me encanta viajar con ella. Me encanta tener momentos con ella. Me encanta que sea la madre de mis hijos y a ellos también les encanta.
 

¿Sabéis de qué me di cuenta? 

Me encanta mi familia.