martes, 29 de septiembre de 2015

Despertares nocturnos 2.0: El retorno

Uno de los primeros posts que escribí fue sobre los despertares nocturnos (es éste)... y también es uno de los más leídos de todos los que he publicado. Está claro que es un tema que preocupa bastante, sobretodo a los padres novatillos. Ya cuando has pasado por esto una vez, te lo tomas de otra manera :P. Hoy me he decidido a hacer la versión 2.0 y explicaros nuestra nueva experiencia en este ámbito.

Justo cuando la HermanaMayor ya no se despertaba y parecía que íbamos a poder dormir noches enteras de forma habitual (tras 3 años sin hacerlo salvo contadas excepciones) no se nos ocurre otra cosa que tener otro hijo.

Hace pocos días que el enano cumplió su primer añito... y nosotros nos hemos cargado en la mochila del sueño perdido otra temporada más de dormir fatal. No tanto porque le cueste dormirse (como le pasaba a la mayor), sino por las veces que puede llegar a despertarse.

Sabemos que la teoría -y nuestra experiencia previa- dice que los despertares son habituales hasta los 3 años (la HermanaMayor lo cumplió a rajatabla). Si no ando equivocado, juraría que el pequeñajo no ha dormido una noche entera en su corta vida. De todas formas, no pasa nada! Nosotros no vamos a forzarlo, ni a hacer ninguna barbaridad, ni a practicar el método tortura Estivill, pero jolín, a nadie le amarga un dulce, no? Que si nos regala una noche entera no pasa nada!

Hasta hace no mucho, cuando se despertaba por la noche la única forma de calmarlo que existía era darle el pecho (yo no, su madre), y aunque no pasa nada por ello (acaba en nuestra cama la mayoría de las veces que nos reclama), la supermami ya estaba en plan mombie (definicion aquí) porque tranquilamente puede tener más de 3 despertares durante la noche. Ahora, por suerte, hemos conseguido que se calme si voy yo... pero no funciona siempre. Muchas veces llora durmiendo y basta con tocarlo o acariciarlo, otras con cogerlo y darle el chupete para que se calme, otras en darle agua... Cuando no sirve nada de esto, nos lo llevamos a la cama y la teta hace el resto ¿Para qué estar pasándolo mal cuando podríamos estar todos durmiendo?

Como poca cosa podemos hacer para cambiar esta situación y es el muchachito el que la debe arreglar, nos iremos a dormir cada noche deseando que sea esa en la que haga el cambio. Lo mismo nos sorprende y es hoy cuando nos regala una noche ‘del tirón’.

¿Cómo lleváis vosotros esas pausas entre vuestros felices sueños?
 

lunes, 21 de septiembre de 2015

Reencuentros


Hace poco más de una semana que volvimos de nuestro viaje en familia por Croacia y ya estamos completamente inmersos en la rutina diaria: los niños van al colegio (el pequeño ha empezado la guardería y la grande ya no hace siesta en el cole, ya os lo contaré en otro post), nosotros ya estamos trabajando y sin darnos cuenta, hemos vuelto al ritmo frenético de vida que habíamos dejado aparcado durante prácticamente un mes hasta hace pocos días; por si fuera poco, en breve tenemos dos fiestas de cumpleaños (los pequeñajos de casa son de septiembre), se nos avecina una boda de un familiar muy cercano... vamos, que no tenemos tiempo de aburrirnos!


Antes, durante y después de nuestro viaje en familia por tierras balcánicas hemos estado viviendo a un ritmo que nos ha venido muy bien: lo necesitábamos. Hemos ido bastante más relajados (aunque hayamos tenido nuestros momentos 'tensos', algo totalmente inevitable) y el no tener que estar tan pendiente del reloj hace que uno se tome las cosas de forma diferente. Los pequeños (y los mayores) hemos disfrutado mucho y se hacía cuesta arriba pensar que teníamos que volver a casa y encarar de nuevo esas temibles rutinas que nos hacen ir de bólido.


A pesar de no querer volver mientras estás de viaje, es curiosa la sensación de cuando ya estás volviendo; ahí ya quieres llegar cuanto antes a casa. Y es en ese momento cuando llega otra situación emocionante: el reencuentro con 'tus cosas'. Cuando abres la puerta de casa y aparece la gata a recibirnos (deseosa de que llegáramos aunque luego se arrepintiera ante el torbellino de felicidad de los pequeños), la ilusión de los peques al volver a ver sus juguetes, sus cuentos, dormir en tu cama...


Al llegar a casa cierras la puerta y piensas: 'Se acabó, parecía que no iban a llegar nunca las vacaciones y ya han pasado'. Hoy hace exactamente 10 días que salíamos de Dubrovnik de regreso a casa y tenemos la sensación que hemos vuelto hace meses, se ve todo muy lejano. 


Empezamos una nueva temporada en la que os seguiré explicando mis vivencias como padre, nuestras aventuras y desventuras familiares y todo lo que me pase por la cabeza.


¿Me acompañáis?