En nuestra sociedad la mayoría de la gente somos de enfadarnos. A unos les dura más, a otros menos. A unos les da por gritar, a otros por no hablar; a unos les dura 5 minutos, a otros les puede durar horas (o días).
Yo nunca he sido una persona a la que los enfados les duraran mucho rato, aunque si que era habitual que me enfadara a menudo.