viernes, 22 de abril de 2016

¿Mentimos a nuestros hijos?

No te podemos ir a la feria, ya no funciona / la han quitado.

La televisión ya no funciona, no la podemos ver. 

¿Que dónde están las chuches? Lo siento, se han acabado. 

No te puedo comprar X, no tenemos dinero. 


¿Quién no ha utilizado estas tácticas para evitar determinadas situaciones que no nos van bien o que consideramos que no tocan? Me da a mi que en mayor o menor medida, las hemos utilizado todos.



A nosotros no nos gusta utilizarlas e intentamos no hacerlo (nos gusta complicarnos la vida, somos así), aunque nos volvemos a encontrar con una de esas actitudes tan normalizadas en nuestra sociedad en las que caemos a veces sin darnos cuenta.

En estas situaciones volvemos a aplicar la que viene siendo una de nuestras principales máximas: el sentido común. Si no queremos que nuestros hijos mientan, no somos muy buen ejemplo haciéndolo nosotros mismos con ellos. En más de una ocasión estas mentiras piadosas van a acabar siendo descubiertas, y a ver cómo se sale de ella de una forma decente creíble... Para nosotros lo mejor evitar estos malos tragos, de verdad; es más conveniente que perdamos varios minutos explicando a nuestro hijo o hija cuáles son las verdaderas razones por las que no se puede hacer lo que el pequeño o la pequeña quieren. Muchas veces no las entenderán, otras no las compartirán (seguramente las que más) y algunas veces, como si fuera un milagro, la explicación será aceptada sin mayores consecuencias. Además, es posible que poco a poco consigamos que estas últimas vayan ganando terreno a las demás y acaben compitiendo con las otras en igualdad de condiciones (no, no desaparecerán por completo porque, no lo olvidemos, son niños…).

Echo la vista atrás y veo que nosotros también las hemos usado (y las usaremos, me temo); ¿Comodidad para no perder el tiempo explicando? ¿Salida fácil al saber que lo que vamos a explicar seguramente no se va a entender? ¿Ganas de evitar un berrinche conflicto? ¿Ahora no me puedo parar a explicárselo? Son muchas las razones que nos llevan a utilizar estas mentiras triquiñuelas y son mucho más fáciles que una explicación detallada. ¿Que no es tan cómodo? Seguramente, pero vale la pena. Es una buena inversión porque luego ellos también la pondrán en práctica con nosotros (y con los demás).

¿Qué opináis al respecto? ¿De repente la tele no funciona o se ha acabado algo que les gusta mucho o le dedicáis un ratazo momento a explicarlo cómo manda la ‘teoría’?

14 comentarios:

  1. Muy buena entrada!! Queremos que confíen en nosotros diciéndoles mentiras, aunque todos hemos caído alguna vez y las que nos quedan...hay que invertir más tiempo en explicar las cosas para dar ejemplo. Saludos!!

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    1. Si! Es verlo como una inversión, pero al final seguro que más de una vez se nos escapará...

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  2. Yo intento explicárselo por las buenas... pero cuando veo que está a punto de comenzar una de sus rabietas, tengo que tirar de mentirijillas para parar la tragedia que se avecina...

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    1. jajaja... a veces la presión nos puede. Es inevitable.

      Contento de verte por aquí ;)

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  3. No puedo decir que no hayamos usado alguna mentira para salir de alguna situación sobre todo en momentos de caos. Somos de hablar mucho con nuestros niños, ya tienen los mayores 9 y 10 años así que es posible el diálogo y entienden "casi siempre" los NO. Me parece estupendo lo que dices de invertir tiempo porque es lo más difícil, pero lo mejor.

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    1. Al final hay que verlo como una inversión... Si están acostumbrados a estos razonamientos ellos también los aplican.

      Gracias por comentar!

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  4. La verdad que tenemos que predicar con el ejemplo, pero confieso haber usado esas triquiñuelas alguna vez, pero como modo rápido para salor del paso. Al igual que también otras veces me paro a explicarles el por qué no puede ser esto o aquello.

    Pero es cierto que tenemos que evitar engañarles, porque las mentiras tienen laa patas muy cortas y se descubren rápido, cosa que es peor. Y perdemos la confianza de nuestros hijos

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    1. Izaya (por cierto, me encanta tu nombre!), creo que no nos libramos ninguno de haberlas usado, pero no nos podemos permitir el lujo de que no confíen en nosotros.

      Gracias por pasar por aquí!

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  5. Muy interesante tu reflexión, por desgracia también usamos alguna vez esas mentiras. Desde ahora tomaré más conciencia para evitarlas en la medida de mis posibilidades.
    Gracias por hacerme reflexionar sobre el tema. Un saludo

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    1. De nada! Y gracias a ti por tu comentario... Entre todos seguimos luchando por cambiar la forma de educar a nuestros hijos :D

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  6. No te falta razón, yo lo intento, hace tiempo ya que escribo una reflexión al respecto sobre mentiras y promesas "falsas". Damos mal ejemplo así, la verdad.

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    1. Lo más importante es ser conscientes de ello. A partir de ahí, trabajar para ir evitándolo en la medida de lo posible.

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  7. Pues Oscar cuanto me alegro que cada vez seamos más los padres y las madres que "nos complicamos la vida", para mí es un tema de coherencia simplemente: somos coherentes con lo que queremos ser para nuestros hijos, un ejemplo, y claro que nos equivocamos y claro que de vez en cuando ha salido alguna cosa absurda por ahí, pero debo decirte que ahora, 12 años después de nuestro estreno como padres, son casi nulas las veces que caemos en ello, y sabes por qué? porque se nos ha vuelto un hábito el no decir mentirillas ni triquiñuelas... y claro ellos tampoco (aunque ElPeque aun caiga en cosas como ocultar lo que ha hecho, pero estamos trabajando en ello). Bravo!!! Bravo!

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    1. Gracias por tu comentario, Cata! Es un duro trabajo, pero es una inversión con el éxito asegurado, sin duda.

      Seguimos!

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